domingo, mayo 03, 2009

La Cuestión del Sábado: La Naturaleza del Antiguo Pacto

La Cuestión del Sábado: La Naturaleza del Antiguo Pacto
(Texto Seleccionados)
Derecho de autor 1999
Por
John F. MacArthur, Jr.
Todos los derechos reservados.

Estamos tratando el asunto del séptimo día. Comenzando en el Capítulo 2 de Génesis en el versículo 1, donde dice que el Señor después de la creación: “reposó el séptimo día,” y ya hemos visto eso. Usted necesita sólo recordar que el séptimo día en Génesis 2 se aplica sólo a Dios.

Por cierto, escuché a un predicador bien conocido en la televisión diciendo que el universo podría tener 15 billones de años. Eso no es lo que se dice en Génesis. Sigo asombrado en cuanto a eso. Pero Dios en seis días creó el universo como existe ahora, y luego El “reposó”. Y eso realmente quiere decir que El dejó de trabajar porque hizo todo, y El se deleitó en lo que había hecho, porque vio que todo ello era “bueno en gran manera,” y tuvo un gran deleite. 

No hay mención de un día sábado. La palabra “sábado” no aparece en Génesis 2. Y no hubo institución de un día de sábado allí. No hubo mandamiento de un séptimo día del reposo de Dios atribuido a la conducta del hombre en absoluto. El hombre vivía en dicha sin pecado en ese momento, Adán y Eva en el huerto, y no había nada por el que descansar. Estaban en el reposo perfecto en virtud del hecho de que no había pecado en el mundo. Y así es que fue solamente el séptimo día del cual Dios, terminó Su creación, y se deleitó en ella.

Y luego la siguiente vez que nos encontramos con el séptimo día, estamos en el libro de Éxodo. Y comenzamos a ver al pueblo de Dios, Israel, observando el séptimo día como un día especial de descanso. Y en los Capítulos y 19 y 20 de Éxodo, nos ponemos más específicos al trasladarnos hacia Los Diez Mandamientos. Y el Capítulo 20 de Éxodo, Dios lo hace una ley: “Acuérdate del día de reposo para santificarlo.”. Esa es la primera vez que usted ve instituido lo qué nosotros llamamos día de reposo. Es una parte del Antiguo Pacto. Estaba justo a la mitad de Los Diez Mandamientos, pero fue una característica del Antiguo Pacto. Fue simbólico. Identificaba a un día muy especial en el cual los judíos no harían trabajo, tomarían un descanso de la rutina normal. No llevarían cargas aquí y allá, como usted lo haría en un curso normal de trabajo; no debían cocinar nada; no debían dejar sus casas. Debían utilizar ese día para contemplar a Dios y contemplar los Diez Mandamientos y en su mayor parte, para reflexionar en cómo los habían violado. Así es que era realmente un día de reflexión y un día de penitencia.

Ahora, el séptimo día es también un día maravilloso - y pienso que esto es lo que usted puede sacar de Génesis - para recordar que Dios creó el universo en seis días. Y señalamos eso en nuestro primer mensaje. Así es que cada vez que el séptimo día venga, dos cosas podrían ocurrir: Las personas recordaban que éste era el día en que Dios reposó, y que recordarían, por consiguiente, que Dios había creado todo el universo en seis días, y glorificarían a Dios por una creación tan majestuosa hecha en seis días. Así que era un día en el cual se honraba a Dios.

Pero cuando la ley vino, la ley mosaica, y les llamó a mantener el día santo, y llamó su atención a sus infracciones de los mandatos de Dios, entonces se convirtió en un día no sólo para alabar a Dios por la belleza de Su creación, sino también para echar un vistazo a su vida midiéndola con la ley de Dios; haciendo un examen duro y arrepentirse de sus pecados. Así es que fue de un día de penitencia. Estaba justo en el corazón de la ley mosaica. Y si usted observa ese día y si usted hacía lo que la ley requería en ese día, y usted no hacía su trabajo normal y usted no quebrantaba los estándares que Dios había establecido, sino que usted echaba un vistazo a su vida y se medía con la ley de Dios, usted honraría a Dios cumpliéndolo. Y usted mantendría ese día santo o dedicado o separado del resto de los días.

Ahora, cuando usted va al Nuevo Testamento, la pregunta es: ¿Está todavía vigente la ley del sábado? Y es ahí donde estamos ahora.

Hemos visto Génesis; hemos considerado la ley mosaica en el Antiguo Testamento; y ahora es tiempo de ver el Nuevo Testamento y el Nuevo Pacto. Y queremos hacer la pregunta en este punto: ¿estamos bajo la obligación del sábado en la iglesia? Hay algunas personas que piensan que sí estamos obligados. Hay hoy un grupo de personas, un tanto destacadamente conocidas en el mundo cristiano, llamados los Adventistas del Séptimo Día. Hay otros grupos junto a ellos, pero parecen ser los más notables de los que se llaman a sí mismo cristianos, y ellos dirían que viven bajo los términos Nuevo Pacto, pero están bajo obligación del Sábado del Antiguo Pacto. Tienen fama obviamente de reunirse el sábado. Y creen que es parte de su obligación ante Dios, algunos de ellos creerían que es una obligación para salvarse. Deben guardar ese día del sábado. Y así es que se reúnen el sábado.

Hay otros grupos del séptimo día, Bautistas del Séptimo Día y algún otro y grupos más pequeños que se reúnen en el séptimo día. Y eso nos plantea la pregunta de todos modos de si en el Nuevo Pacto estamos bajo la obligación del sábado. Y es una pregunta que es de suma importancia contestar porque muchas personas lo cuestionan. Y es incluso importante como una pregunta de corolario hacer la pregunta: ¿Es el primer día de la semana, el Día del Señor en el cuál nos reunimos, nuestro sábado? ¿Y qué conexión tiene con el sábado? ¿Nos es obligatorio de la misma forma en que el sábado antiguo lo fue?, y ¿Efectúan los estándares del sábado antiguo una transición hacia el primer día de la semana y el Día del Señor? Todas esas preguntas son importantes para nosotros.

Ahora hay tres categorías hacia las que tenemos que movernos, las categorías del pensamiento bíblico, para contestar la pregunta. Para contestar la pregunta en lo que se refiere a cómo el sábado se conecta a la iglesia o cómo el sábado se conecta al Nuevo Pacto, tenemos que mirar tres cosas. Primero, el carácter del Nuevo Pacto; tenemos que comprender lo que el Nuevo Pacto es. Segundo, tenemos que considerar el tratamiento de Jesús del sábado. Eso tiene mucha importancia. ¿Qué hizo Jesús con el sábado? ¿Cómo trató Jesús el sábado? Él está justo allí en la transición entre lo antiguo y lo nuevo, y El establece, por supuesto, Su reino, y El establece el Nuevo Pacto por su sangre. Así es que es importante considerar el carácter del Nuevo Pacto y, en segundo lugar, mirar cómo trató Jesús el sábado y, en tercer lugar, el Nuevo Testamento para la iglesia sobre el sábado. Esas tres categorías realmente resumen la discusión. Y me gustaría pensar que puedo pasar a través de ellos esta noche, pero yo en realidad no lo puedo hacer. Así es que vamos a tomarnos el tiempo porque cuando hayamos terminado con esto, vamos a tener, pienso, una serie muy útil para poder entender nosotros el tema del séptimo día.

Abra su Biblia si usted desea en Hebreos Capítulo 11. Éste es un buen lugar para iniciar. Podríamos iniciar en varios lugares, pero vayamos sobre el Capítulo 11 de Hebreos porque pienso que este nos mete de lleno. Y luego vamos inmediatamente a ir a otro texto y estaremos allí por un rato. Hebreos Capítulo 11 es el saló de la fama, el salón de la fama de la Biblia. Es de hecho el salón de la fama del Antiguo Testamento. Todo el que se menciona en Hebreos 11 es un santo del Antiguo Testamento. Comienza en el versículo 4 con Abel; luego el versículo 5 con Enoc; y luego en el versículo 7 con Noé, y luego el versículo 8 con Abraham, y luego el versículo 11 con Sara, un largo pasaje en Abraham y Sara. Finalmente llegamos a Isaac en el versículo 20 y luego Jacob en el versículo 21 y José en el versículo 22 y donde - eso nos conduce por Génesis. Y luego vamos en el Éxodo viendo el Antiguo Testamento en términos de personajes, y llegamos hasta Moisés que es, por supuesto, un personaje principal en el Éxodo. Luego usted entra más adelante en la historia del Antiguo Testamento hasta otro individuo introducida en el versículo 31, Rahab la ramera, y ahora estamos fuera de Egipto y estamos en camino hacia la tierra prometida y topando con Rahab. Y luego cuando la vida de Israel en la tierra prometida se desarrolla, oímos historias acerca de Gedeón, Barac, versículo 32, Sansón, Jefté, David, Samuel, los profetas. Y continúa describiendo cosas que fueron característicos de las vidas los santos del Antiguo Testamento. “que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia,” versículo 33, “alcanzaron promesas, taparon bocas de leones,” lo cual sería Daniel, y “apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Las mujeres recibieron sus muertos mediante resurrección; mas otros fueron atormentados, no aceptando el rescate, a fin de obtener mejor resurrección. Otros experimentaron vituperios y azotes, y a más de esto prisiones y cárceles. Fueron apedreados, aserrados,”

La tradición nos dice que es lo que le sucedió a Isaías, por ejemplo. “puestos a prueba, muertos a filo de espada; anduvieron de acá para allá cubiertos de pieles de ovejas y de cabras, pobres, angustiados, maltratados” y los envolvían en pieles de oveja y pieles de cabra, y luego los arrojaban a los animales feroces que los harían trizas, el versículo 38, en “errando por los desiertos, por los montes, por las cuevas y por las cavernas de la tierra”. Realmente una lista. Realmente una descripción de los héroes del Antiguo Testamento. Eso es exactamente lo que es. Éstas son todas las personas que vivieron por fe. Y de todos se dice: “por la fe”. Versículo 3, “por la fe”. Versículo 4, “por la fe”. Versículo 5, “por la fe”. 7, “por la fe”. 8, “por la fe”. 11, “por la fe”. 17, “por la fe”. 20, “por la fe”. 21, “por la fe”. 22, 23, 31 y así sucesivamente. Son todas ilustraciones de personas que vivieron por la fe; personas que confiaron en Dios. Son ejemplos de personas que vivieron por fe. Fueron grandes héroes y maravillosas personas.

Pero entonces usted llega al versículo 39. Es realmente una declaración asombrosa. “Y todos éstos, aunque alcanzaron buen testimonio mediante la fe, no recibieron lo prometido”. ¿Qué? Ellos “no recibieron lo prometido”. No importa cuán leales fueron, no importa cuán obedientes al Antiguo Pacto, no importa cuán justos, ni qué tan fieles a Dios, no importa cuán dignos, no importa cuán piadosos, hay algo en sus vidas que no tuvieron. Les faltaba. Hay alguna promesa de algo por venir que no experimentaron. Versículo 40 nos dice: “proveyendo Dios alguna cosa” - ¿cuál es la siguiente palabra? “mejor”. ¿Mejor que qué? Mejor que la antigua economía. Mejor que el Antiguo Pacto. Algo mejor para nosotros para que aparte de esa cosa “mejor”, la cual es para nosotros que hemos vivido desde que la cruz, no debería ser perfecta.

Aquello mejor, amigo, es el Nuevo Pacto. Ahora, ellos habían oído de este Nuevo Pacto. Jeremías 31 había hablado del Nuevo Pacto. Hay algunas otras alusiones a ello en el Antiguo Testamento. Pero nunca habían experimentado el Nuevo Pacto, porque el Nuevo Pacto no había sido ratificado aún, porque Jesús no había venido y no había muerto y, por consiguiente, el Nuevo Pacto aún no había ocurrido. Entonces ¿cómo es que fueron salvos? Se salvaron porque Dios aplicó los términos del Nuevo Pacto a ellos, si bien eso aún no había ocurrido. Pero esa “alguna cosa mejor” es el Nuevo Pacto. La salvación se basó para ellos y para nosotros y para todo el mundo en lo que Jesucristo haría para establecer el Nuevo Pacto en su sangre en la cruz.

No se salvaron - ahora marque esto por favor - no se salvaron guardando la ley del Antiguo Testamento. No lo podrían hacer. Fueron maldecidos intentando mantener la ley del Antiguo Testamento. Se salvaron dándose cuenta de que no podrían hacer eso, y suplicando a Dios que fuese compasivo. Y Dios fue compasivo y los perdonó, porque Jesús llevaría sus pecados en la cruz en el Nuevo Pacto. Fue el Nuevo Pacto. Fue la muerte de Cristo ratificando el Nuevo Pacto, aplicada a ellos retroactivamente. No fueron completos sin el Nuevo Pacto. Pero no eran creyentes de segunda categoría. De otra manera, ¿cómo podría tener usted un capítulo entero colmado de ellos como modelos de la fe? Y si usted viene al Capítulo 12, tenemos esta gran nube de testigos rodeándonos. ¿Y qué testifican? Son testigos del beneficio de una vida de fe. Son testigos del poder de una vida de fe. Nos demuestran lo que es vivir por la fe. Y son literalmente testigos a nosotros del valor de una vida de fe. No son una segunda categoría. Son ejemplos a nosotros. Pero no fueron perfeccionados por el Antiguo Pacto.

No hay nada en el Antiguo Pacto que pueda traer salvación. El Pacto Abrahámico, dado a Abraham, prometió bendecir. Pero esa bendición no podría originarse a menos que las personas se salvaran. El Pacto Davídico prometió, usted recordará, a David que él tendría a un hijo, un hijo mayor que Salomón, un hijo que sería el Mesías, cuyo trono sería por siempre, quien establecería un reino en Israel que se dispersaría a través de toda la tierra. Eso tenía la promesa de bendecir, también. El Pacto Abrahámico fue un pacto de bendición. El Pacto Davídico fue un pacto de bendición. Pero para recibir los beneficios de cualquiera de esos pactos, tenía que haber salvación. Así es que por eso es que el Antiguo Testamento prometió un Nuevo Pacto; un Nuevo Pacto que cambiaría el corazón; un Nuevo Pacto que limpiaría, lavaría, purgaría y purificaría. Y sin ese Nuevo Pacto, nadie se haría perfecto. Nadie sería salvo por - por nada del Pacto Abrahámico. Nadie sería salvo por nada del Pacto Davídico; nadie sería salvo por nada del Pacto Mosaico. Todo lo que el Pacto Mosaico hizo era condenar y condenar porque, si usted le violase una vez, usted era maldecido. Estas personas se convierten en modelos de fe, modelos de una vida de fe ante Dios, porque fueron salvados por algo que no había ocurrido. Nunca pudieron haber sido perfeccionados sin aquella mejor cosa. Y la mejor cosa es el Nuevo Pacto. Y es sólo el Nuevo Pacto el que salva.

Para comprender mejor esto, vayamos a 2ª Corintios Capítulo 3. Y sé que eso es un repaso, pero es importante establecerlo. Cuando usted va a 2 Corintios - y éste es un capítulo que es como meterse dentro del bosque. Usted puede permanecer mucho tiempo allí. Intentaremos resistir eso. Pero en 2 Corintios Capítulo 3, usted tiene una comparación hecha por el Apóstol Pablo. Y la comparación que aquí se esta haciendo es entre el Nuevo Pacto en Cristo y el Pacto Mosaico. Y esa es la comparación.

El capítulo comienza a decirnos en el versículo 3 que los creyentes corintios - y concluyo que todos los creyentes igualmente - son como: “carta de Cristo expedida por nosotros, escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo; no en tablas de piedra, sino en tablas de carne del corazón.”. Y hay una alusión allí a una cualidad distintiva entre la obra de Dios en el corazón, y la obra de Dios en la ley escrita en piedra. Y abajo en el Versículo 6, él comienza realmente desarrollar la superioridad de esa mejor cosa.

Ahora, recuerde, Hebreos 11:39 dice que había una cosa “mejor”. Y que es mejor que el Nuevo Pacto. El versículo 6, Pablo dice que él es “siervo,” junto con otros apóstoles y otros creyentes, “siervos de un Nuevo Pacto,” un Nuevo Pacto. No es un pacto de la letra; es decir, no es algo escrito. No es - no es algo simplemente escrito con letras. Más bien, es del Espíritu. No es algo fuera de nosotros, sino que es algo interno en nosotros. No es algo que Dios intenta anteponer a nosotros y demanda que obedezcamos. Es algo que Dios hace en nosotros para cambiarnos; para meternos en obediencia. No es una carta; es el Espíritu. Y haciendo esa breve distinción, él entonces se lanza a un debate sobre la diferencia entre el Nuevo Pacto y el Pacto Mosaico. El pacto mosaico aquí es la letra. Es un pacto escrito, escrito en tablas de piedra y luego escritas por Moisés, como recordamos desde el Pentateuco.

Pero la primera cosa que hace superior al Nuevo Pacto es que el Nuevo Pacto da vida. Mire el versículo 6. ¿La letra hace qué? Mata. Pero el espíritu, el cuál es sinónimo al Nuevo Pacto, “da vida”. Ahora la ley del Antiguo Testamento que fue, francamente, mortal. Fue realmente mortífera. La ley mosaica fue un asesino. Fue un asesino - en numerosas formas.

Ante todo, fue un asesino del gozo. La ley pasó la sentencia del pecado sobre todo el mundo. Quiero decir que pasó la sentencia de culpabilidad sobre todo el mundo. Cuando usted sometía su vida en contra de la ley de Dios, se suponía que usted “amaba a Dios de todo corazón, alma, mente, fuerza, y a su prójimo como usted mismo”. Se suponía que usted guardaba los Diez Mandamientos todo el tiempo. Se suponía que usted mantenía las múltiples instrucciones que fluían de Los Diez Mandamientos que eran todas a través del Pentateuco. Se suponía que usted las cumplía por la letra. Y si usted violaba cualquiera de ellas, usted básicamente era maldecido y perdía el derecho a la bendición y hacía caer sobre usted la maldición de Dios.

Ahora, aquí está usted. Usted es un pecador, y ésta es la ley. Y si usted quebranta esta ley, usted va a ser maldecido y usted va a ser castigado por Dios. Ésta es una ley que produce culpabilidad y eso trae una frustración tremenda, porque usted no la puede cumplir. Produce pena. Produce este fracaso incesante, un fracaso continuo sin alivio; un tipo de muerte en vida. Echa a perder su paz; echa a perder su satisfacción; echa a perder su gozo; echa a perder su sentido de cumplimiento. Y eso es - eso es la yugo del que Jesús habló. Es esta carga terrible de intentar reunir las condiciones necesarias con Dios para ir al cielo por el guardar la ley, nunca siendo capaz de hacerlo. Usted literalmente está bajo el peso grande de tristeza y pena, la pérdida de paz, la pérdida de gozo, una vacío, una incapacidad para lograr cualquier cosa que podría producir en su corazón un sentido de cumplimiento. Eso es por qué Pablo en Romanos 7 dice que cuándo vine en contacto con la ley de Dios, morí. Él no quiere decir que él murió físicamente. Él simplemente quiso decir que el murió por dentro. Él simplemente - se dio cuenta de que simplemente no había salida alguna. No había esperanza. Solo muriéndose en términos de su dignidad, su gozo, su paz y su satisfacción.

Y peor que eso, hay una segunda forma en la cual la ley, la cual está descrita aquí como letra: mata. No sólo mata en una muerte en vida, sino que mata en una muerte agonizante también. Recordamos a Gálatas 3 así como también Romanos 3 que dicen que si usted infringe la ley, usted muere. Y esa muerte quiere decir una muerte espiritual, siendo alejado de la vida de Dios, y la muerte eterna, sufriendo por siempre el castigo del infierno. Usted no puede guardar la ley. Así es que es completamente frustrante en esta vida y la provee algún tipo de muerte en vida. Usted no puede guardar la ley. No sólo le proporciona una muerte en vida aquí y ahora, sino que le da una muerte en vida en el acto, y en la eternidad porvenir. Es un asesino en cualquier forma que usted lo vea.

Por supuesto los judíos, luchando contra esta cuchillada de la ley en contra de ellos, eventualmente vinieron a entender mal e interpretar mal la ley, y pensaban que en cierta forma podrían balancear lo malo con lo bueno. Y así es como tuvieron esta idea de que si usted hacia mas cosas buenas que malas, usted sabe, usted tenía cierta calificación para entrar. Y ellos, según Romanos 9, ellos malentendiendo “la justicia de Dios". Aminoraron el estándar de Dios; pensaron que eran más justos que ellos, así es rebajaron a Dios al nivel que pensaron tal vez podrían alcanzar. Luego se elevaron ellos mismos a ese nivel y pensaron que estaban bien. Se encargaron de establecer su propia justicia después de que hicieron descender la justicia de Dios hasta dónde era alcanzable. Así que lo que estaban viviendo entonces era una distorsión de la intención verdadera de la ley, lo cual era otra manera en que estaban muertos. Fueron muertos en ese momento. Así es que fueron muertos, ante todo, emocionalmente por la matanza implacable que la ley interpuso en contra de ellos y se llevó su paz y gozo. Murieron emocionalmente en esta vida. Fueron eternamente muertos por la maldición de Dios, la cuál llevarían por siempre. Y fueron intelectualmente muertos porque habían inventado una idea equivocada de la ley. Ellos hubieron distorsionado su intención y, por consiguiente, funcionaban sin el conocimiento correcto. Así que por todas partes que usted podría cortar, habían muerto; intelectualmente, emocionalmente y espiritualmente. La ley fue un asesino.

Pero el espíritu del Nuevo Pacto da vida. Todo lo que el Antiguo Pacto hizo fue exponer el pecado. Simplemente le mostraba a usted como un pecador. Justamente probó - no hizo - que el estándar de Dios era perfecto; no había nada malo en la ley. Es “santo y justo,” Pablo dice. Pero cuando usted se veía a sí mismo contra la ley, todo lo que hacía era matarle. Simplemente le mataba. Entonces aquí está usted en esa condición. ¿Qué haría usted? Pues bien, un penitente verdadero bajo sentencia de muerte de la ley intelectualmente, emocionalmente y espiritualmente clamaba a Dios, y era perdonado debido a su penitencia y fe. Dios aplicándole la muerte de Cristo, que aún no había ocurrido, el Nuevo Pacto, si bien no había ocurrido. Y fue el Nuevo Pacto que les dio vida. ¿Por qué? Porque en Jesús en la cruz todos sus pecados estaban pagados. ¿Cierto? Y por eso es que Dios ya no los sujetó bajo sentencia de muerte. Jesús sufrió la sentencia de muerte, pagó por sus pecados. Se les perdonó y se les dio vida eterna. Sólo el Nuevo Pacto da vida. El Antiguo Pacto es un asesino.

En segundo lugar, Pablo quiere que nosotros tengamos por entendido que el Nuevo Pacto no sólo da vida, sino que provee justicia. En el versículo 7, él llama al Antiguo Pacto el “ministerio de la muerte”. Es un buen nombre para eso. Es el ministerio de muerte de la letra escrita en piedras. Y sabemos que hablamos del decálogo, los Diez Mandamientos, lo cual es el resumen del Pacto Mosaico o Sinaítico. Él dice que éste es un “ministerio de muerte”. Si tuvo cierta gloria. Si viniese con gloria, obviamente tuvo cierta gloria porque, claro está, fue la voluntad de Dios. Eso refleja la justicia de Dios. Es una ley gloriosa. Es “santo, justo y bueno”. No existe nada erróneo con ella en absoluto. Todo lo que hace es mostrar lo que está mal con nosotros. Pero si vino con gloria, tanta gloria que los hijos de Israel no podrían verle fijamente al rostro de Moisés por la gloria de su rostro, si viniese con gloria, ¿cuál gloria es? ¿El Dios del Antiguo Testamento - recuerda usted - iluminando el rostro de Moisés en el libro de Éxodo? ¿Si eso es cierto del Antiguo, cómo es en el Nuevo? Versículo 8: “¿cómo no será más bien con gloria el ministerio del espíritu?,” el cuál es un término llamado en el Nuevo Pacto, ¿Si el Antiguo Pacto es un asesino y así tiene gloria, pero el Nuevo Pacto da vida y tiene gloria, ¿Cuánta mayor gloria? ¿Cuánta mayor gloria? El versículo 9 resume: “Porque si el ministerio de condenación fue con gloria, mucho más abundará en gloria el ministerio de justificación.”

Y esa es la gran verdad; que el Nuevo Pacto provee justicia. Y esto se lo digo a usted en esta mañana. Lo que sucede en el Nuevo Pacto es que Jesús toma la penalidad por su pecado y le otorga Su vida justa. Esa es la justicia provista en el Nuevo Pacto. Y eso es exactamente lo que le sucedió a los santos del Antiguo Testamento. Si viniesen penitentes, suplicando a Dios, creyendo en él, confiando en Dios como su única esperanza, como su único Salvador: Dios, sálvame; no puedo recurrir a nadie más; tú debes perdonarme; tú solamente me has de perdonar; me entrego yo mismo a tu misericordia y tu perdón. Y si así hacían, entonces Dios los perdonaría. Sus pecados serían entonces llevados en la cruz por Cristo, y la vida perfecta y justa de Cristo sería imputada a su cuenta. Y Dios los miraría como si vivieran esa vida perfectamente justa, que Cristo mismo aún no había vivido en el tiempo, pero la cual Dios pudo completamente aplicar aun antes de que Cristo viniese. Y la maravilla de maravillas es que el Nuevo Pacto provee lo que el Antiguo Pacto no podía. El Antiguo Pacto no podría proveer vida, y no podría proveer justicia. Todo lo que podría proveer era muerte y condenación. Es llamado en el versículo 8 - o el versículo 9 el “ministerio de condenación”.

Y más aún, podría agregar, el Nuevo Pacto es permanente. El Nuevo Pacto da vida. El Nuevo Pacto provee justicia. Y en tercer lugar, el Nuevo Pacto es permanente. Permanente. Usted nota que al final del versículo 7, nos recuerda de ese incidente con Moisés cuando él vio la gloria de Dios, y él descendió la montaña - usted recuerda - en Éxodo 33. Y dice que el rostro de Moisés mostraba gloria, pero era una gloria que pereció. Una gloria que se desvaneció. Eso es también repetido en el Versículo 10. “Porque aun lo que fue glorioso, no es glorioso en este respecto, en comparación con la gloria más eminente. Porque si lo que perece tuvo gloria, mucho más glorioso será lo que permanece.” Simplemente una clase interesante – una clase de analogía aquí. Moisés sube. Él ve a Dios en Éxodo 33. Él ve la gloria de Dios. Él está escondido en una roca. Puede usted leer el relato. La gloria de Dios pasa y se coloca en su cara. La gloria de Dios irradiaba de su cara. Él descendió a la montaña y fue hablar con el pueblo de Israel, quienes estaban allá abajo esperando a que viniera de regreso con la ley de Dios. Él baja y él ha visto a Dios. Y aquí está él con un rostro brillante, pero él pone un velo sobre su cara. Usted recuerda la historia. Él pone un velo sobre su cara, y a eso se refiere también en el versículo 13 aquí, porque la gloria se desvanece y él no quiere que las personas vean la gloria desvaneciéndose. Pero es una gloria que desvanece. Esto es decir que es una gloria que se disipa.

La economía Mosaica tuvo su momento en el tiempo; tuvo su lugar. Pero fue una gloria que pasó. Era gloria. Era gloria porque reflejó la voluntad de Dios. Pero no tuvo poder de salvación. No hay nada en la ley que le podría salvar. La ley no le proporcionó ayuda. La ley no le dio espacio; no le dio gracia; no le dio misericordia, y así es como no podría salvar en absoluto. Y Dios tiene un propósito de salvación. Su propósito entonces se originó y se cumplió. Pero su lugar fue un lugar que desvaneció. Se desvaneció del rostro de Moisés, lo cual es como una metáfora de su temporalidad. Tuvo gloria, Versículo 10. Pero no tiene gloria para comparar, al final de versículo 10, “con la gloria más eminente”. Esa es la gloria del Nuevo Pacto. “Lo que perece,” Versículo 11, quiere decir el Antiguo Pacto, “si tuvo gloria, pero mucho más el Nuevo Pacto” que permanece. Y esa es la permanencia de eso. Es permanente. Usted dirá ¿qué quiere decir con permanente? Siempre ha estado en su lugar. Y esto es asombroso para pensar.

¿Sabía usted que la validez del Nuevo Pacto y la aplicación del Nuevo Pacto se hizo para cualquiera en toda la historia redentora, todos los que han creído en la historia humana, donde todos son salvos mediante la aplicación del Nuevo Pacto? Nadie se salvó mediante los términos del Pacto Abrahámico, el Pacto Davídico, el pacto sacerdotal, el Pacto Noético y el Pacto Mosaico. La única forma en que las personas pudieron ser salvadas fue sobre la base del Nuevo Pacto. Es decir, todos sus pecados tuvieron que ser llevados por Jesús en la cruz, ya sea que hayan vivido antes de la cruz o después. Es lo permanente. Su gloria es permanente. Es el único pacto que salva. En el sentido de que es permanente, no es sólo expandido a todo lo largo del tiempo - todo el mundo siendo redimido por la aplicación del Nuevo Pacto – sino que es expandido sobre toda la eternidad. Porque en base al Nuevo Pacto, tenemos vida eterna.

A los judíos les gusta decir bueno, el Cristianismo es un trato retrasado. El cristianismo es una innovación. Tenemos el Antiguo Pacto. Tenemos el original. Usted tienen uno que – es un o que es herético, cuasi-judío. No. La aplicación del Nuevo Pacto llega directo hasta al tiempo de la caída. Alguien que era alguna salvo era salvo por la aplicación del Nuevo Pacto. Y todo el cielo será habitado por siempre por aquellos a quienes el Nuevo Pacto ha sido aplicado. Así es que el Nuevo Pacto da vida, provee justicia y es permanente.

En cuarto lugar, el Nuevo Pacto trae esperanza. Versículo 12: “Así que, teniendo tal esperanza, usamos de mucha franqueza”. ¿Qué quiere decir él con eso? La sinceridad, la franqueza, el valor. Ahora eso no fue como con Moisés. Moisés puso un velo en su cara y se retiró, preocupado por la gloria que perece. Y el pueblo bajo el Antiguo Pacto, que significa que usted simplemente puede imaginarse que había una desesperanza. Es decir que espero que vaya a hacerlo. Espero referirme a eso. Usted sabe, estoy - estoy tratando de sobrecargar el lado correcto de la escala con buenas cosas y, usted sabe, asegúrese de que el balance está en ese lado. Yo - estoy tratando de mantener las ceremonias, usted sabe, hago lo mejor que puedo. Espero - escuche. Cualquier sistema de trabajo tiene esa misma mentalidad, ¿no es así? Por eso es que el pueblo católico romano no creen que usted pueda saber sino hasta que usted muera si usted la hizo o no, porque usted está siempre, siempre, siempre intentando lograr llegar, y nunca en un momento en el cual usted francamente y seguramente pueda decir por virtud de los méritos de la justicia de Jesucristo aplicado a mi vida y su muerte por mi pecado, me salvó. Usted no puede decir eso porque usted está aún trabajando para llegar allí. Eso fue cierto en el judaísmo. Así que no hubo franqueza, no hubo “atrevimiento” en nuestro lenguaje. Pero él dice que tenemos tal esperanza. Usamos un lenguaje atrevido. De hecho, puedo ponerme de pie y puedo decir que voy al cielo y yo lo sé. ¿Puede usted?

No me siento allí preocupándome y apurándome y furioso de que no la voy hacer; no voy en cierta forma a hacerlo; quiero decir que fracasé. No hice lo que debía haber hecho, y no sé si voy a hacerlo. Yo - no sé si voy a hacerlo. Esa no es la manera en que pensamos, ¿no es así? Sabemos que vamos a estar allí. Y no es porque nos hemos ganado el estar allí. Es porque Jesús llevó nuestros pecados y aplicó su justicia a nosotros. Eso - ese es el propósito de Dios. Y así, vivimos con esperanza. El Nuevo Pacto trae esperanza. El Antiguo Pacto no proveyó esperanza. No había misericordia en él. No había gracia en él. No le dio ninguna ayuda. No proveyó la capacidad. No le dio un camino para lograr llegar. Simplemente se estrelló y le aplastó en una condición de desesperación. El Nuevo Pacto da vida, provee justicia, es permanente, trae esperanza.

Número cinco, el Nuevo Pacto esta claro. Es claro. Versículo 13 y 14, el Nuevo Pacto es: “y no como Moisés, que ponía un velo sobre su rostro, para que los hijos de Israel no fijaran la vista en el fin de aquello que había de ser abolido. Pero el entendimiento de ellos se embotó; porque hasta el día de hoy, cuando leen el antiguo pacto, les queda el mismo velo no descubierto, el cual por Cristo es quitado.” Hace una transición pequeña de la analogía del velo en Moisés y él dice, hablando de velos - hablando de velos, Israel tiene un velo sobre su cara incluso hoy. Y se mantienen mirando el Antiguo Pacto, mirando el Antiguo Pacto, mirando el Antiguo Pacto. Usted puede mirar mucho tiempo. Y usted puede mirar y usted puede mirar y usted puede mirar, pero usted simplemente no puede encontrar salvación en él. Y está lleno de sombras, y está lleno de imágenes. Y está lleno de símbolos, y está lleno de tipos, y está lleno de misterios, todo ilustrado mediante un velo. Es disimulado. Es oscuro. Y la razón por la que es oscuro es por causa de que si “entendimiento…se embotó,” Versículo 14. Es debido a su incredulidad, realmente. No creerán en Dios y vendrán a El en Sus términos, y recibirán perdón de pecados por la gracia solamente a través de la fe solamente, a fin de que Dios les pueda aplicar el Nuevo Pacto. No vendrán en los términos de Dios y entonces, consecuentemente, su “entendimiento…se embotó” y el “velo no descubierto”. E incluso hasta este día el Versículo 15 dice: “cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos”. Y es cierto hoy. Usted va a la sinagoga en la calle, se levantan y leen la ley de Moisés, y obscurecen completamente la verdad de Dios, ¿verdad? Una salvación totalmente obscura. El velo de la incredulidad obscureció el significado del Antiguo Pacto y el significado del Nuevo Pacto igualmente.

Pero el Nuevo Pacto es más claro que el agua. Si usted simplemente viene y ve el Nuevo Pacto, nada es oscuro. Usted no tiene ninguna sombra; usted no tiene tipos; usted no tiene misterios; usted no tiene imágenes. Usted tiene a Cristo crucificado y resucitado. Y esa es la realidad. Así es que el Nuevo Pacto es superior. Da vida, provee justicia, es permanente, trae esperanza. Es claro para aquellos que lo creen. Y eso nos guía, por supuesto, al gran pensamiento central en este pasaje.

El Nuevo Pacto está centrado en Cristo. El Nuevo Pacto está centrado en Cristo. Versículo 14, mire al final del Versículo. “les queda el mismo velo no descubierto el cual por Cristo es quitado”. Usted nunca va a encontrar el mensaje hasta que venga a Cristo. Usted nunca va a ver claramente hasta que usted venga a Cristo. El pueblo judío, bendicen sus corazones, continúan considerando la ley, y nunca lo comprenden. Y el velo está sobre su rostro, porque sus mentes están endurecidas y sus corazones llenos de incredulidad y todo es oscuro. Mientras no reconozcan que la salvación sólo puede obtenerse mediante la gracia y la misericordia de Dios a través del sacrificio de Cristo, nunca van a ser capaces de comprenderla. El velo se desprende en Cristo. Y cuando el velo se desprenda - déjeme decirle algo: Usted necesariamente no querrá sostenerlo más sobre su cabeza. Usted, como un cristiano, tiene una comprensión mucho mayor del significado del Antiguo Testamento que cualquier judío inconverso. Usted lo comprende. Usted entiende - usted comprende más acerca de las realidades de la enseñanza del Antiguo Testamento que ellos. Usted bien puede no conocer el hebreo y puede conocer todos los matices pequeños y trasfondos históricos y todo eso. Pero usted comprende el propósito del Pacto Mosaico. Usted comprende todo eso. Y usted tiene por entendido que las promesas del Pacto Abrahamico, las promesas del Pacto Davídico, van a suceder sólo en los términos del Nuevo Pacto. Ellos comprenden eso. Dirían obviamente, los gentiles no comprenden a los judíos. Dirían que no estamos al tanto de los aspectos profundos del Antiguo Testamento.

Recuerdo hablar con un Rabí una vez en Hollywood, y discutíamos algo acerca del texto en el Antiguo Testamento Hebreo, y estaba yo en un cierto nivel mayor en mi hebreo a como lo estoy ahora. Y así es que tuve ocasión de usarlo algunas veces. Y él me preguntó acerca del Antiguo Testamento, y comencé a desplegar el entendimiento del Antiguo Testamento. Y en una oportunidad él se detuvo y dijo: ¿Cómo sabe usted, una persona gentil, esto? Dije: No sólo sé eso, sé mucho más, porque todo ha sido interpretado para mí por el máximo Rabí que alguna vez haya vivido, el Señor Jesucristo que, en el Nuevo Pacto, abrió todo el significado del Antiguo Pacto. Usted no aceptará el Nuevo Pacto; el velo está sobre sus ojos respecto al Antiguo Pacto. Esto es cierto. Ahora no vaya usted a dirigirse hasta la sinagoga allá abajo. Pero usted sabe que es algo triste. No es nada por el cual regocijarnos; es sólo la realidad.

Tanto el Antiguo como el Nuevo Pacto - escuche - son comprensibles para aquellos en Cristo. Ni el Antiguo pacto o el Nuevo Pacto es comprensible para aquellos fuera de Cristo. Porque sólo por la fe en Cristo les es quitado el velo. Pero Cristo es central para el Nuevo Pacto. Usted viene a Cristo; usted recibe a Cristo, y usted comprende todo. Bajemos hasta el versículo 16. “Pero cuando se conviertan al Señor”, ¿qué sucede? ¿El velo es qué? “se quitará.” Usted no puede comprender el Antiguo Pacto, usted aun no puede comprender el Antiguo Testamento, si usted no cree en el Nuevo. Baje hasta el versículo 18. Esto es realmente asombroso.

Algunos de ustedes que están sentados allí dicen bien, soy un nuevo cristiano, no sé si pudiese ser incluido en eso. Bravo, usted puede, las primeras tres palabras del versículo 18. “Por tanto, nosotros todos” - que clase de cara – “descubierta”. Todos nosotros tenemos una cara descubierta. Ahora, no todos sabemos todo acerca del Antiguo Testamento hasta que nos metamos en él un poco. Pero sabemos el propósito de la ley de llevarnos al punto de nuestro pecado y nuestra penitencia y a abrazar a Cristo. Se nos quita el velo. Y aquí estamos, los cristianos, todos nosotros habiendo venido a Cristo. El velo se va y miramos en espejo - en este caso probablemente un metal claro y pulido espejo con una visión despejada y evidente. Quiero decir que estamos mirando correctamente en eso y nosotros vemos la gloria del Señor. Vemos la gloria de Cristo. Y cuándo el velo viene y usted ve la gloria de Cristo, ¿qué sucede? Usted se vuelve transformado en la misma imagen de un nivel de gloria al siguiente y al siguiente. Y eso está siendo hecho por el Señor el Espíritu Santo. Qué versículo tan tremendo. Escribí un libro sobre ese solo versículo una vez, un pequeño libro sobre mi versículo favorito. Ese fue el mismo que escogí. Hmm.

Aquí estamos como cristianos. Y comprendemos el Antiguo Pacto; comprendemos el Nuevo Pacto; El velo es quitado. Y estamos mirando claramente, un claro espejo en la cara de Jesucristo. Y Cristo es el revelador. Y como hacemos eso, el Espíritu Santo se convierte en el transformador, y nos mueve de un nivel de gloria al siguiente nivel de gloria y al siguiente. Eso es lo que indica eso. Y es casi el lenguaje hebreo clásico: “De gloria en gloria en gloria”. Estamos siendo transformados por el Espíritu Santo en la misma imagen de Jesucristo. Entonces este - texto tiene mucha importancia para nosotros. Porque si usted va a comprender el Nuevo Pacto, usted tiene que tener por entendido que es muy diferente del Antiguo Pacto. Es un pacto que salva. El Pacto Mosaico, el Pacto Sinaítico o, como lo llamo, el Antiguo Pacto, no es un pacto que salva. No hay nada en ello que pueda salvar. La única cosa que quita el velo es Cristo. Cristo es el Nuevo Pacto. Viniendo a la fe en Cristo es venir a una relación del Nuevo Pacto con Dios.

Ahora, permítame resumir lo que hemos aprendido, ¿si? El Antiguo Pacto estaba escrito con tinta. El Nuevo Pacto está escrito con el Espíritu. El Antiguo Pacto estaba escrito en tablas de piedra. El Nuevo Pacto está escrito en el corazón. El Antiguo Pacto era inadecuado. El Nuevo Pacto nos ha hecho siervos adecuados. El Antiguo Pacto es de la letra. El Nuevo Pacto es del espíritu. El Antiguo Pacto mata. El Nuevo Pacto da vida. El Antiguo Pacto es un ministerio de muerte. El Nuevo Pacto es un ministerio del espíritu. El Antiguo Pacto vino con gloria. El Nuevo Pacto está lleno de gloria. El Antiguo Pacto es un ministerio de condenación. El Nuevo Pacto es un ministerio de justicia. El Antiguo Pacto, la gloria se desvanece. El Nuevo Pacto, la gloria es permanente. El Antiguo Pacto pone un velo sobre la cara y no es quitado. El Nuevo Pacto quita el velo, y la visión de Cristo es más clara que el agua. El Antiguo Pacto es esclavitud. El Nuevo Pacto es libertad. El Antiguo Pacto es incapaz de cambiar el corazón. El Nuevo Pacto nos transforma de un nivel de gloria al siguiente por el poder del Espíritu formándonos a la misma imagen de Cristo.

Ahora ¿qué esta diciendo Pablo aquí? Él esencialmente dice que las personas con el velo sobre sus caras son aquellas que aceptan el Antiguo Pacto. Y las personas con sin el velo de sus caras son las personas que aceptan el Nuevo Pacto. Tenemos un Nuevo Pacto.

La pregunta es que puesto que el sábado, como lo vimos la última vez, es tan intrínseco como una señal del Antiguo Pacto, ¿cómo podemos extraer esto e importarlo caprichosamente dentro del Nuevo Pacto? Los cual es esencialmente lo que haríamos si quisiésemos mezclar la ley del sábado en ello. No tenemos que ningún mandamiento que nos diga que deberíamos circuncidar a cada hombre que se convierte en cristiano. Esa era otra señal del Antiguo Pacto: la circuncisión. ¿Por qué entonces extraeremos la misma ley compleja del sábado la cual incluía cada séptimo día, pero que también incluías una larga lista de festividades y días festivos? ¿Por qué extraeremos las complejidades de toda esa ley del sábado, la cuál era también una señal? No era moral en sí. Dejamos la circuncisión allí. No hay razón para extraer la ley del sábado del Antiguo Pacto e inyectarla en el nuevo.

Ahora, si tuviésemos tiempo, podríamos ir al libro de Hebreos. Usted sólo podría regresar allí por un momento. No voy a hacerle que vea un montón de cosas, sino simplemente Hebreos por un momento. Hebreos fue escrita a algunos cristianos judíos, ¿verdad? Estaban en un algún lugar difícil. Es muy improbable que estuviesen en Jerusalén. No sabemos dónde estaban, pero estaban alguna clase de Diáspora; fueron esparcidos. Estaban lejos del templo; estaban lejos del lugar santo, lo cuál era una parte de la tela de su adoración. Y estaban en una comunidad judía y teniendo mucha presión. Habían aceptado al Mesías y, por supuesto, el Mesías fue rechazado por Israel. Así es que tenían una buena cantidad de estrés. Probablemente no tenían permiso de ir a la sinagoga más, así que había ciertas consecuencias sociales. Jesús dijo que él vino a traer espada en la familia y a dividir a los miembros de la familia, lo cuál es exactamente lo qué sucedió cuando un judío en una familia creía en Cristo y era separado de la familia. Así es que estos judíos que recibieron la carta a los Hebreos estaban fuera de Jerusalén, fuera de aquello que había sido una parte de la tradición de sus vidas. Fueron también separados de su sinagoga, lo cual era el centro social de su vida. También separados de la familia y tal vez, en muchos casos, habían perdido sus trabajos y perdido su posición en la comunidad. No era fácil. Y había esa clase de presión de regresar lo de antes. Y así a todo lo largo del libro de Hebreos hay una advertencia acerca de eso; no regresen, no regresen, no regresen.

Y la manera en que el escritor de Hebreos desarrolla esa advertencia es mediante una secuencia de cosas. Él dice que el Nuevo Pacto es una mejor revelación de verdad. Él dice que Jesús, el centro del Nuevo Pacto, es mejor que los ángeles que trajeron el Antiguo Pacto. Él dice que Jesús es mayor y posee una mayor gloria que Moisés, quien fue muy identificado con el Antiguo Pacto. En Hebreos 6 él dice que el Nuevo Pacto da una “esperanza mucho mayor” que el Antiguo Pacto. En Hebreos 7 que él dice el Nuevo Pacto trae una “mayor garantía en Cristo” que cualquier cosa en el Antiguo Pacto. En Hebreos 8 él dice que el Nuevo Pacto tiene un “ministerio más excelente”. En el Capítulo 8, versículo 6 dice que el Nuevo Pacto tiene a un mejor “mediador”. En el Capítulo 8, versículo 6 él dice que el Nuevo Pacto se forja en “mejores promesas”. En el Capítulo 9 dice que el Nuevo Pacto se basa en un “mejor sacrificio”. En Hebreos 11 dice que promete un “mejor ciudad”. Provee una “mejor resurrección”. Nos da en todos los aspectos “algo mejor”. No regresen; no se aferren. Suelten eso. Usted tiene algo mucho mejor.

Ahora, todas esas consideraciones son para establecer la realidad de la identidad y dominación del Nuevo Pacto. El Sábado - y si usted no escuchó el mensaje la semana pasada usted necesita escucharlo - es inseparable del Antiguo Testamento. La característica dominante del Antiguo Pacto era la ley del sábado que fue diseñada, como le dije la semana pasada, para detener a todo el mundo de sus actividades, hacer que dejaran de hacer lo que normalmente hacían, detener las rutinas normales de la vida, sentarse y reconocer su posición ante Dios. No era simplemente un día en donde se juntaban como tuviésemos un servicio religioso y cantar algunas canciones y tener un poco de comunión. No salían de sus casas. No acudían a ningún lugar; no se congregaban con alguien sino con la familia en la casa. Y la idea no era la de congregarse. La idea era de aislamiento.

Usted no podía tomar el día sábado y convertirlo en un día donde todas las personas se reunían. Porque si usted entiende la ley del sábado, nadie puede ir allí. Ahora, ustedes tiene algunas fiestas y días festivos y todo eso que llamaban sábados donde las personas se reunían en Jerusalén, por supuesto. Pero éstos eran los días, yo creo, no sólo para la contemplación de la grandeza de Dios, sino para el reconocimiento de que no sólo sería siempre y ha sido siempre y lo es hoy en día el séptimo día para recordar que Dios creó el universo en seis días, sino primordialmente para considerar su vida siendo medida contra la ley, y ver que usted se queda corto, y estaba diseñado para producir penitencia.

Y ¿recuerda lo que le mencioné esta mañana? Es decir si usted viviese en los tiempos del Antiguo Testamento y usted se inclinaba a la ley del Antiguo Testamento, usted sería confrontado con su pecado en cada momento. Cada sábado que pasaba, usted tenía que considerar su posición ante la ley de Dios al estar en su casa, y no podía hacer nada. Cada vez que usted hacía sacrificio, cada vez que un niño nacías, la madre tenía que ir después de 40 días y hacer un sacrificio, o después de 80 días si era una niña y luego hacer sacrificio. Cada niño que nacía, cada niño, tenía que circuncidarse. Una vez más, era un símbolo del pecado. Todo en esa le echaba en cara su pecado. ¿Por qué? Porque Dios quiere que los pecadores se lleguen al reconocimiento de su necesidad y se entreguen a su misericordia. Y ese era todo el punto. Y eso era todo el fundamento del Antiguo Pacto.

Ahora, ¿qué hace hoy? ¿Qué hace hoy? Jesús dijo esto en Juan 16. Cuando el Espíritu venga: “él convencerá al mundo de pecado y de justicia y”... ¿y de qué? “de Juicio”. Esa es la función única del Espíritu Santo en el Nuevo Pacto hacer la obra de convencer. Claro, la ley de Dios necesita ser proclamada, necesita ser predicada. La ley de Dios es igual. Es aún santa, justa y buena. Puede todavía, bajo el poder del Espíritu Santo, quitar la vida al pecador. Pero no hay en el Nuevo Pacto un símbolo externo de eso. No lo ay - no hay un reino teocrático en este punto en particular. No hay nación donde exista alguna clase de símbolo nacional o acontecimiento nacional. Nada de eso existe en la iglesia. Tenemos dos ordenanzas. Una es el bautismo, y eso celebra nuestra liberación del pecado. Y la otra es la comunión, y eso celebra nuestra liberación del pecado. No tenemos ninguna ordenanza dada por Dios que celebre nuestro pecado. El Espíritu Santo hace la obra de convicción.

De esta manera el Nuevo Pacto es único como un pacto superior, exportando del Antiguo Pacto las complejidades del sábado. E introducirlas en el Nuevo Pacto confundiría el carácter del Nuevo Pacto. Simplemente agrego como una nota al pie: En ninguna parte en toda la explicación del Nuevo testamento de la nueva vida existe un mandato para guardar el domingo. Además, nunca hace el Apóstol Pablo o cualquier otro escritor del Nuevo Testamento amonesta a las personas por violar el sábado. Y no hay ninguna instrucción o cualquier cosa que nos haga decir que guardemos el sábado. ¿No asumiría usted que en una iglesia gentil, si el día sábado debía ser apegado bajo los términos del Antiguo Pacto, en algún punto ¿alguien le hubiera dicho eso a los Gentiles? Nunca se hace. De hecho, se hace lo contrario. El Concilio de Jerusalén en Hechos 15 se asegura que usted no está obligado a imponer el Sábado a los gentiles.

Nada en el Nuevo Testamento, nada en las epístolas del Nuevo Testamento, se instruye a la iglesia a ninguna adherencia al sábado. Así que cuando usted mira el Nuevo Pacto, no existe. Y si fuera central para el Nuevo Pacto, tendría que estar allí. Y si los cristianos lo violasen, sería necesario que se les dijera. Déjeme decirle: Pablo no se molesta cuando encentra a cristianos en violación de algunas de sus responsabilidades cristianas. ¿Estaría de acuerdo con eso? Sus epístolas están llenas de confrontaciones acerca del pecado. Tome 1 Corintios, por ejemplo. Quiero decir que él simplemente va uno tras otro, tras otro al acusarlos de violar lo que honra a Dios. Repetidamente. Pero nunca en algún momento discute ningún tipo de violación relacionada a cualquier obligación del sábado. No existe. Es más, con todos gentiles convirtiéndose en el ministerio de Pablo, usted supondría en algún punto que él les diría recuerden, hermanos, sabemos que no es a lo que ustedes están acostumbrados pero guardamos el día de sábado como santificado. Nunca les dice eso. Nunca. Y la razón por la que no existe es porque no es un símbolo del Nuevo Pacto. Es un símbolo del Antiguo Pacto.

Bueno, eso se trata la primera categoría cuando usted responde a la pregunta de que si el sábado entra en la iglesia en el Nuevo Pacto. La primera, usted tiene que considerar el carácter del pacto. Y vamos a ver más acerca de eso. La segunda y la tercera categoría, usted tiene que considerar cómo Jesús trató con el sábado - eso es fabuloso, simplemente fascinante - y eso lo lleva a la narración de la vida de Jesús. Simplemente le daré una pequeña pista acerca de esto.

El conflicto número uno en la vida de Jesús fue su conflicto, el conflicto continuo con Jesús y los fariseos. Y el punto de ese conflicto era cómo Jesús trató con el sábado. Así que hay muchísima información sobre el Nuevo Testamento acerca de eso. Es excitante y dramático ver a Jesús chocar con los fariseos en el asunto del sábado. Esto será para la próxima vez. Y la tercera categoría, ¿qué dice la enseñanza del Nuevo Testamento acerca del sábado? Y vamos a averiguar eso. En lo que respecta al sábado. Pablo enseñó sobre eso. Su enseñanza es más clara que el agua. Y haremos eso después la noche del domingo. Pues bien, es casi como una clase de teología ¿no es así? Espero que si - es claro para usted.

Oremos...

Padre, de nuevo cómo la Palabra, tan rica y emocionante a nosotros, y nos sentimos como si – estuviéramos construyendo una pared ladrillo por ladrillo, la pared que constituye un sólido, sólido entendimiento de tu verdad. Te damos gracias, gracias por la gloria del Nuevo Pacto. Te agradecemos que nos hayas liberado de la esclavitud de la ley y de la maldición de la ley porque Jesús fue hecho maldición por nosotros. Qué gran verdad. Gálatas 3: “Maldito todo aquel” que infringe la ley. La quebrantamos. Pero Jesús fue hecho maldición por nosotros. Tú hiciste maldición, para poder salvarnos. ¿Qué gracia maravillosa es esto? Te damos gracias por eso. Y Señor, que podamos regocijamos y alabarte y te agradezcamos por las maravillas del Nuevo Pacto. Amén.

Este mensaje fue presentado en Iglesia Grace Community en la Ciudad de Panorama, California, por John MacArthur Jr. Es transcrito de la cinta, GC 90-223, bajo el título “The Sabbath Question: The Nature of the Old Covenant”.

Transcrito por Bonnie Frankfurt de Iglesia Grace Community Tomado de Bible Bulletin Board.

Traducido por Armando Valdez

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