lunes, junio 08, 2009

La Incertidumbre de las Riquezas

La Incertidumbre de las Riquezas
Domingo, 7 de Junio de 2009

(Por John MacArthur) 
Tomado de Shepherds’ Fellowship Pulpit Magazine


A los ricos de este siglo manda que no sean altivos, ni pongan la esperanza en las riquezas, las cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, que nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos.” (1 Tim. 6:17)

Un peligro muy real que enfrentan los cristianos en América es la tentación de fijar sus esperanzas en la incertidumbre de las riquezas. Basar sus esperanzas en la incertidumbre de las riquezas, en lugar de Dios, es absurdo. Proverbios 11:28 advierte que “el que confía en sus riquezas caerá”. Proverbios 23:4-5 añade, “No te afanes por hacerte rico; Sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas Como alas de águila, y volarán al cielo.”

En lugar de confiar en las riquezas, los creyentes deben fijar sus esperanzas en Dios, quien abundantemente nos suple todas las cosas para que las disrutemos. Dios provee mucho más seguridad que cualquier inversión terrenal. Salmo 50:10-12 describe Su riqueza incalculable: “Porque mía es toda bestia del bosque, Y los millares de animales en los collados. Conozco a todas las aves de los montes, Y todo lo que se mueve en los campos me pertenece.” Dios no es mezquino; Él nos da todas las cosas en abundancia para que las disfrutemos. Eclesiastés 5:18-20 dice…

He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte. Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios. Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.

La forma más elevada de gozo para el creyente es llevar gloria al Señor. La verdadera felicidad, entonces, surge cuando los creyentes prestar atención a las palabras de Jesús en Mateo 6:19-21:

No os hagáis tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan; sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan. Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón.

Más adelante, en ese mismo pasaje, Jesús ordena tres veces a no estar ansiosos (vv. 25, 31, 34). Cuando confiamos en Dios en lugar de las riquezas, no tenemos ninguna razón para preocuparnos.

El artículo de Hoy es adaptado del comentario a 1 Timoteo de John M. (Moody, 1995).

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