martes, septiembre 01, 2009

Echar Fuera Demonios como Señal de Apostolado

ECHAR FUERA DEMONIOS COMO UNA SEÑAL DE APOSTOLADO

El Nuevo Testamento claramente liga el echar fuera demonios con las señales de apóstol. Echar fuera demonios debía ser entendido como un acto especial y milagroso. Esto puede establecerse desde tres puntos de vista. Primero, el lenguaje que se describe en ambos es similar. Las expulsiones demoníacas hechas por los apóstoles eran directamente llamadas señales (semeion) en Hechos 5:12-16. (la sanidad de aquellos que estaban angustiados por espíritus impuros en el verso 16 constituye una de las señales del verso 12). En Hechos 19:11 y 12, las liberaciones de malos espíritus de algunos en Efeso por manos de Pablo son llamadas “milagros especiales” (dunameis). El vocabulario aquí es claramente paralelo a 2ª. Cor. 12:12, donde prodigios (dunamesin) y señales (semeia) son llamados “señales de apóstol”.

Segundo, el echar fuera demonios por los apóstoles es siempre agrupado con otras señales extraordinarias. Observe los siguientes pasajes que llaman a las expulsiones de demonios por los apóstoles, y note que otras señales se ligan a ellas:

(1) Mateo10:1 – con sanidad de toda enfermedad y dolencia.

(2) Mateo 10:8 – con sanidad de enfermos, de leprosos, resucitar muertos.

(3) Marcos 6:13 – con sanidad acompañada de ungir con aceite.

(4) Marcos 16:17, 18 – con hablar lenguas, tomar serpientes con las manos, tomar toda cosa mortífera sin hacerles daño, sanidad de enfermos.

(5) Hechos 5:12-16 – con sanar al enfermo en general, al caer la sombra sobre algunos de ellos.

(6) Hechos 19:11, 12 –con sanidad, cuando los enfermos venían con los paños o delantales al apóstol.

Desde el principio, es evidente que el Nuevo Testamento coloca al echar fuera demonios por parte de los apóstoles en el mismo nivel con la mayoría de las señales espectaculares, incluyendo aun el resucitar muertos.

Tercero, ya se ha dicho, que el echar fuera demonios estaba relacionado distintivamente con la comisión de los apóstoles (Mat. 10:1,2,8, cf. Mar. 3:13-15). De acuerdo a Marcos 6:7 y 13, las expulsiones de demonios eran el aspecto simple mas dominante del primer viaje de predicación apostólica[1]. El echar fuera demonios particularmente autentificaba el mensaje de los apóstoles sobre el evangelio del reino (Mat. 10:7, 8), era una clara demostración de que el reino de Satanás estaba siendo derrotado y de que el reino de Dios estaba cerca.

EL PROBLEMA DE MARCOS 16

¿Cuál Es El Problema?

Se ha mostrado que el oficio apostólico era único y que sin duda “las señales de apóstol” autentificaban el mensaje de los apóstoles. Echar fuera demonios se mostraba como una de esas señales. Consecuentemente, solo los apóstoles o aquellos directamente conectados con los apóstoles podían echar fuera demonios o realizar cualquier otra señal milagrosa. Marcos 16:17, sin embargo, establece que algunas de esta señales, incluyendo echar fuera demonios, seguirían a “los que creyeren”. ¿Cuál es la identidad de aquellos que creerían? Los carismáticos u otros que desean asegurar para el presente día el ejercicio de señales y dones apostólicos por cualquier creyente, rotundamente establecen que “los que creyeren” incluyen a cualquier discípulo que cree en Jesús y se somete a su señorío[2]. Si estaban en lo correcto, cualquier creyente puede esperar ser capaz de echar fuera demonios. Si están equivocados, sin embargo, el pasaje asegura una vez mas un límite apostólico para esta capacidad.

Un Debate Acerca De Las Palabras

Una de las dificultades al usar este pasaje para fundamentar cualquier posición, es el hecho de que el gran debate persiste si las palabras de Marcos 16:9-20 son genuinas o no. El número total de finales del libro que existen demuestra el problema[3]. El gran estudioso de griego A.T. Robertson correctamente ha dicho en relación a la evidencia del manuscrito que: “los hechos son grandemente complicados[4]”. Su conclusión provee un buena advertencia sobre el tema:

“La gran duda en relación a la veracidad de estos versículos (concluyen una justa prueba en contra de ellos en mi opinión) lleva a dudar en tomar estos versos como fundamento para doctrina o práctica a menos que se soporten con otras porciones genuinas del Nuevo Testamento[5].”

Un Acercamiento Sugerido

La confusión sobre si Marcos 16:9-20 es auténtico debe provocar prudencia a los estudiantes de la Biblia en tener cuidado de basar cualquier posición doctrinal en solo este pasaje. Sin embargo, cuando es entendido correctamente, Marcos 16:9-20 no contradice en ninguna manera la idea de que echar fuera demonios y otros milagros eran señales de apostolado. Algunos observaciones cuidadosas dejan claro esto.

Primero, el tema del pasaje completo son los apóstoles (16:14), a quienes el Señor les apareció, confrontándolos por su incredulidad. Son solo los once los que estaban presentes cuando la comisión del verso 15 es dada; y solo los once fueron considerados en los versos 19 y 20, cuando los inicios de su ministerio son resumidos.

Segundo, el propósito de estos milagros son claramente establecidos en el verso 20: “y ellos saliendo, predicaban en todas partes ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que le seguían, amén.” La misma palabra usada aquí para señales (semeia, c.17). Las señales de estos versos, entonces, deben ser interpretadas como autentificando la palabra de los apóstoles y aplicándolo a su ministerio.

Tercero, “los que creen” deben conectarse con los apóstoles. La conexión pueden hacerse en dos maneras. Una manera es entender la referencia al creer de los apóstoles, quienes habían sido recriminados por su incredulidad. Esto hace al verso como una exhortación a los once[6]. La otra manera es ver “a los que creen” identificándolos con los creyentes del versículo 16, que fueron salvos directamente por la predicación de los apóstoles (v.15)[7]. Claramente aquellos que se consideran en el versículo16 creyeron para salvación. Los creyentes del verso 17 parecen estar conectados con aquellos del verso 16 por el hecho de que en ambos versículos, son usados participios aoristos para describirlos (ho pisteuas, ho apisteusos, v.16; tois pisteusain, v.17)[8]. En cada caso, el ministerio de los apóstoles esta siendo considerado básicamente.

Cuarto, ni Hechos ni las Epístolas registran otro aparte de un apóstol o uno que tuvo contacto con un apóstol realizando estas señales. Como el registro relata respecto al echar fuera demonios, los únicos que se dicen que podían hacer esto eran los apóstoles en general (Hechos 5:12,16), Pablo en particular (Hechos 16:16-18; 19:11, 12) y Felipe el evangelista (hechos 8:6, 7), de quien los apóstoles le impusieron sus manos (Hechos 6:5,6).

Para resumir, debido a los problemas del texto, ninguna doctrina debe basarse solamente en Marcos 16:9-20. Sin embargo, cuando es cuidadosamente considerado, Marcos 16:14-20 subraya el hecho de que el echar fuera demonios era una credencial apostólica que autentificaba el mensaje apostólico ó que solo los apóstoles y algunas veces aquellos que tenían contacto directo con un apóstol estaban autorizados para echar fuera demonios.

COMO LO HICIERON LOS APÓSTOLES

Cuando uno examina la información bíblica describiendo como los apóstoles echaron fuera demonios, descubre que existe menos material para esto que para los métodos de Jesús. No obstante, existe suficiente información para trazar algunas conclusiones.

Un Patrón General

Cuando examinamos la información del Nuevo Testamento disponible, uno puede marcar la práctica apostólica de echar fuera demonios por tres razones distintas.

Primero, las expulsiones demoníacas realizadas por los apóstoles, eran inmediatamente exitosas. Como en el caso de Jesús, la Biblia no registra, luchas prolongadas o reuniones de oración para liberar al endemoniado. Cuando Pablo echó fuera el demonio de una mujer con un espíritu pitoniso, el demonio salió “en la misma hora” en respuesta al mandato de Pablo (Hechos 16:18). El espíritu fue ordenado a dejarlo en el acto. En Efesios, los malos espíritus dejaban a sus víctimas cuando el enfermo venía en contacto con las prendas de Pablo (Hechos 19:12). Obviamente ningún proceso prolongado ocurrió aquí. Y más aún, es difícil imaginar a multitudes siendo liberadas de demonios después de largas luchas (Hech. 5:16). Los apóstoles no tenían el tiempo de tratar con tanta gente al mismo tiempo a menos que la cura no fuera inmediata. Además, las luchas largas y laboriosas con demonios no serían señales únicas de apostolado. Como se ha mencionado antes, los encantamientos o procesos largos eran la norma para los exorcistas judíos y griegos en el tiempo del Nuevo Testamento. Así como las expulsiones de demonios por Jesús, la inmediata salida de demonios por los apóstoles fue vista como sin precedente a lo largo del pueblo, mostrando autoridad apostólica y la exclusividad de sus actos.

Segundo, el echar fuera demonios apostólico no siguió ningún patrón tanto como los métodos empleados. Normalmente, la práctica fue hecha por mandato en el nombre de Jesús (Mar. 16:17). Esto es directamente establecido en el relato de Pablo y la joven mujer de Filipos (Hech. 16:18), y parece ser una práctica general involucrada en la realización de otros milagros espectaculares igualmente (Hech. 3:6; 4:10). La acción de algunos exorcistas judíos en Efeso, quienes intentaron echar fuera demonios “por Jesús, el que predica Pablo” (Hech. 19:13), puede sugerir posiblemente que ellos hayan oído a Pablo echar fuera demonios en el nombre de Jesús[9].

Esto no es, sin embargo, un patrón que nunca haya variado. Por ocasiones los demonios fueron echados fuera aun sin la presencia física de un apóstol o cualquier mandato en el nombre de Jesús. Esto es exactamente lo que ocurrió en Éfeso donde se establece:

Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían.” (Hechos 19:11, 12)

Este pasaje presenta un cuadro de las personas endemoniadas (quienes manifestaban lo síntomas normales físicos y terribles) que venían en contacto con algunas piezas de material que Pablo había usado como delantales y andrajos de sudor mientras se ocupaba en comerciar en trabajos de piel. Esto dio resultado, y un solo contacto con ellos resultaba en la liberación de malos espíritus. ¡Esto era un método muy inusual!

Un “método” similar inusual de echar fuera demonios puede posiblemente indicarse en Hechos 5:15 y 16. El último verso dice que aquellos atormentados por malos espíritus fueron sanados por Pedro, y el verso anterior muestra al enfermo puesto en las calles para ser sanado por la sombra de Pedro. Si algunos de los “enfermos” en las calles estaban así por estar endemoniados (el cual era a veces el caso) ¡ellos fueron liberados por la sombra de Pedro! De estos ejemplos, es aparentemente que los demonios fueron echados fuera por los apóstoles en una variedad de maneras sin que ningún patrón estuviera involucrado.

Una conexión cercana con los milagros de Jesús puede ser observada en un patrón general de expulsiones demoníacas realizadas por los apóstoles. En su ministerio pre-pentecostés, la misión apostólica y los milagros de echar fuera demonios fueron descritos en términos similares así como el ministerio de Jesús. Jesús vino predicando el evangelio del reino, acompañado por el echar fuera demonios (Mat, 4:23-25; Mar. 1:14, 15, 21-39). Los apóstoles fueron comisionados para anunciar el mismo mensaje (Mat. 10:7), para ser acompañados por las mismas señales autentificadoras (Mat. 10:1, 8; Mar. 3:14, 15; 6:12, 13; Luc. 9:1, 2).

Las expulsiones demoníacas que los apóstoles realizaron después de Pentecostés tienen similitudes con algunos de los milagros de Jesús. Tome por ejemplo el mandato de Pablo al demonio que habitaba la mujer de Filipos. Su mandato, el cual resultó con su expulsión (Hech. 16:18), es similar a los mandatos repetidos de Jesús para reprender a los demonios (como se ve en Mar. 1:25; p:25; Luc. 9:42). En adición, las liberaciones extraordinarias de enfermedades demoníacas que resultaban del tocar los paños y delantales de Pablo es evocador de la sanidad de aquellos quienes tocaron el borde del manto de Jesús (cf. Mar. 5:27 ff.; 6:56)[10].

Para un examen de lo anterior, uno puede concluir que las expulsiones demoníacas apostólicas eran milagros asombrosos. Cada ejemplo registrado (excepto uno: Mat, 17:14-21; cf. Mar. 9:14-29; Luc. 9:37-43) muestra un éxito completo y el éxito era inmediato. Mientras que el ordenar a los demonios en el nombre de Jesús puede ser la “norma” para las expulsiones de demonios, el éxito espectacular fue también logrado en ocasiones a través de solo el contacto de una prenda de un apóstol. El echar fuera demonios por los apóstoles fue a menudo muy evocador de algunos de los milagros de Jesús. Todo esto muestra claramente que la practica de echar fuera demonios por los apóstoles los autentificaba como representantes oficiales de Jesús y su mensaje como de parte de Dios. Sus expulsiones de demonios fueron “señales de apóstol”. Verdaderamente nadie el día de hoy esta echando fuera demonios como los apóstoles lo hicieron.

Lecciones De Un Fracaso

La única aparente excepción de todo este éxito es encontrada en Marcos 9:14-29 (cf. Mat. 17:14-21; Luc. 9:37-43). En este caso, un hombre de quien su hijo estaba endemoniado (Mar. 9:17) y como resultado tenía violentos sacudidas epilépticas (Mat. 17:15) vino a Jesús por ayuda. El había llevado previamente al muchacho ante los apóstoles, pero ellos no pudieron sanarlo (Mat. 17:16); ellos no pudieron echar fuera al demonio (Luc. 9:40). Este registro es el único ejemplo en el Nuevo Testamento donde los apóstoles fallaron en liberar a una persona de posesión demoníaca quien fue llevada a ellos para liberación. Jesús dio tres razones por su falla: (1) por el demonio mismo (“este genero”, Mar. 9:29) ; (2) porque el demonio solo puede ser echado por “oración y ayuno”; y (3) por la falta de fe de los apóstoles.

Una lectura superficial del pasaje (Mar. 9:14-26) ha provocado a algunos a ver aquí una prolongada lucha con el demonio, involucrando una sesión extendida de oración acompañada de ayuno y una medida extra de fe. El fracaso de los apóstoles y la instrucción de Jesús es aplicada en los exorcismos del presente día también[11]. Algunas personas dan la falta de fe como una razón del porque algunos exorcismos del presente día fallan, ó tienen éxito parcial[12]. Para evaluar este tema apropiadamente, uno debe examinar cuatro áreas –los conceptos de ayuno, oración, fe, y la aplicación de este pasaje al tiempo actual.

Es el aspecto del ayuno el que mas fuerte da al pasaje la idea de una batalla prolongada ¡El ayuno requiere un tiempo considerable de tiempo! Sin embargo, el término “y ayuno” no debe considerarse como parte del texto original por varias razones: (1) la crítica textual rendida es incierta. Mientras que la mayoría de los manuscritos contienen “y ayuno”, las autoridades que lo omiten son importantes.[13] (2) Jesús había aprobado claramente la negativa de sus discípulos a ayunar mientras El anduvo con ellos[14]. (3) la tradición textual de algunos otros pasajes (Mat. 17:21; Hech. 10:30; 1ª. Cor. 7:5) indica una fuerte tendencia de los antiguos copistas de la escritura de agregar las palabras “y ayuno” al texto original[15]. (4) las circunstancias que dan suficiente tiempo para ayunar aquí son imposibles[16]. El muchacho fue llevado a los apóstoles para una ayuda inmediata; y como no ocurrió de inmediato, el padre acudió directamente a Jesús.

Una vez confirmado que ayunar no esta incluido en el incidente, uno no tiene ninguna razón para insistir que la oración mencionada aquí toma un tiempo prolongado. Pudo haber durado unas horas a unos segundos. Lo último es lo mas correcto y no tiene conflicto con la idea de una rápida expulsión de demonios por los apóstoles. Al menos otra referencia da el Nuevo Testamento, un ejemplo de una “rápida” oración antes de realizar un milagro apostólico. En la resurrección de Dorcas, Pedro se arrodilló y oró antes de ordenar que resucitase (Hechos 9:40). Aparentemente recurrieron a la oración antes de que ellos pudieran realizar algunos milagros particularmente difíciles.

Sin duda, la falta de fe estaba incluida en el fracaso de los apóstoles. Pero ¿qué significa esto? La fe se involucra en el mas sentido básico a una respuesta positiva de lo que Dios ha revelado. Se puede decir que su fe en Jesús como Mesías no falló; pero no tuvieron fe en su comisión de echar fuera demonios[17]. Lensky resume:

Cuando el espíritu malo en el muchacho desafió a los nueve discípulos, en vez de permitirse ser derrotada su fe debían haberla resurgido, debían haber apelado a Jesús en oración ferviente para que el cumpliera su promesa a ellos de expulsar demonios. Si ellos hubieran ganado su lucha, el demonio hubiera desaparecido. Los discípulos no pensaron en orar, ellos dejaron caer su fe y a la vez fallaron. La oración no necesita ser audible, un ferviente susurro en el corazón sería suficiente.[18]

Todos los comentarios hechos en conexión con este incidente fueron hechos para los apóstoles (aquí llamados “discípulos”, Mar. 9:18, 19, 28, 29) no se dirigen a todos los creyentes de todas las épocas. Un resumen de ese pasaje sugiere el siguiente argumento: Los apóstoles vinieron en contra de un demonio, particularmente fuerte (“este género”, Marcos 9:29), y el demonio resistió a su mandato. En vez de afirmar su fe mediante la oración en la comisión de Jesús de echar fuera demonios, ellos se desanimaron. Jesús no estaba estableciendo una fórmula de ayuno y de una reunión de oración prolongada para todos los creyentes como una manera de echar fuera demonios. El tenía en mente una simple oración de confianza en conexión con la fe antes de que los apóstoles realizaran una señal de milagro especialmente difícil. Este pasaje no tiene conflicto con la enseñanza de que los apóstoles podían liberar inmediatamente de una posesión demoníaca.

Cuando Todo Viene a Su Fin

A principio de la era del Nuevo Testamento, claramente se asumía la realidad del demonismo. Cuando, sin embargo, uno considera la importancia de las posesiones demoníacas y las expulsiones en los evangelios, el libro de Hechos por contraste muestra una gran reserva. El número de expulsiones demoníacas registradas no es tan larga como un podría esperar en un período cuando el creer en la posesión por malos espíritus prevalecía[19]. El antiguo tópico acerca de “un demonio detrás de cada arbusto” era aceptado como realidad en la cultura en la que los apóstoles vivieron. Aun el Nuevo Testamento parece rechazar esta creencia firmemente.

El último registro de expulsión demoníaca tomó lugar en Efeso (Hech. 19:11, 12), cerca del año 53-56 d.C.[20] pronto después, cerca del año 68 d.C.[21], el evangelio de Marcos fue escrito. Para este tiempo, Marcos establece que estas señales autentificables, incluyendo las expulsiones demoníacas (Mar. 16:17), ya habían cesado (Mar. 16:20). El verbo principal en Marcos 16:20 es “predicaron” (ekeruxan), en todo aoristo indicando un acto del pasado. Los términos “ayudantes” (sunergountos) y “confirmaron” (bebaiountod) son participios presentes. De acuerdo a la sintaxis griega, estos participios no presentan un tiempo después de esta predicación, sino un tiempo contemporáneo a ellos[22]. Cuando el escritor escribió, él sabía que la presentación apostólica confirmada por señales (de las cuales las expulsiones demoníacas fueron una de ellas) estaban en el pasado y así se refirió a ellas.

Si esta teoría es correcta, debía ser confirmada por indicaciones del Nuevo Testamento que otras señales también habían cesado. Esto es, de hecho, lo que uno encuentra cuando examina los datos bíblicos. Smith escribe:

Los últimos milagros registrados en el Nuevo Testamento tomaron lugar cerca el año 58 d.C. (Hech. 28:3-9). Cerca del año 60 d.C. Epafrodito el “hermano, y colaborador y compañero de milicia” de Pablo, visitando a Pablo enfermó “a punto de morir”, pero él no fue sanado milagrosamente (Fil. 2:25-30). Cerca el año 62 d.C. “el hijo en la fe” de Pablo, Timoteo (1ª Tim. 1:2), aparentemente tenía achaques estomacales que eran muy frecuentes (1ª Tim. 5:23). Cerca del año 64 d.C. uno de los asociados de Pablo estuvo seriamente enfermo que Pablo lo tuvo que dejar sin sanar (2ª Tim. 4:20). Aun antes, Pablo no pudo rescatar su vida de la muerte.[23]

El testimonio del libro de Hebreos confirma mas esto. Hebreos fue escrito previo al año 70 d.C., probablemente en los años 60[24]. En Hebreos 2:3 y 4 el escritor pregunta:

¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, testificando Dios juntamente con ellos, con señales y prodigios y diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad.

En este pasaje el mismo patrón gramatical puede encontrarse como en Marcos 16:20. El verbo principal “nos fue confirmada” es aoristo (ebebaiothe), y “testificando” (surepimarturpuntos) es un participio presente una vez más refiriéndose a una acción que tuvo lugar en el tiempo del verbo principal. Esto sirve para verificar la declaración similar de Marcos. Claramente, la práctica apostólica de echar fuera demonios cesó después del año 70 d.C.

POR ALEX KONYA


[1] R.C. H. Lenski, The Interpretation of St. Mark´s Gospel, reprint ed. (Minneapolis, MN: Augsburg Publishing House, 1964), pp. 240, 243-44.

[2] Carl Brumbeck, Suddenly from Heaven (Springfield, MO: Gospel Publishing House, 1961), p. 54.

[3] Vea Kurt Aland, Matthew Black, Carlo M. Martín, Bruce M. Metzger y Allen Wickgren, eds. The Greek New Testament, 2d ed. (New York: United Bible Societies, 1966), p. 196.

[4] Archibald Thomas Robertson, Word Pictures in the New Testament, 6 vols. (Nashvile, TN: Broadman Press, 1930), 1:4-12.

[5] Ibid., 1:262.

[6] Masters and Whitcomb, Charismatic Phenomenom, p.15.

[7] Swete, Marcos, . 405.

[8] Robert Glenn Gromacki, The Modern Tongues Movement (Philadelphia: Presbyterian and Reformed Publishing Co., 1967), p. 75.

[9] Bruce, Hechos, p. 389.

[10] Ibid., p. 389.

[11] Implicada por G. Campbell Morgan, The Gospel According to Matthew (New York: Fleming H. Revell Co., 1929) p. 225.

[12] J. Macaulay, Behold our Your King (Chicago: Moody Press, 1952), p.157.

[13] Incluyen el Sinaiticus, Vaticanus and Clement of Alexandria. Vea Kurt Aland, et al., The Greek New Testament, p. 159, nota 1.

[14] Swete, Mark, p. 202.

[15] Lane, Mark, p. 329, nota 45; Kurt Aland, et al., The Greek New Testament, p. 66, nota 4; Alfred Plummer, An Exegetical Commentary on the Gospel According to St. Matthew (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1956), p. 243.

[16] Lensky, Mark, p. 386.0

[17] Plummer, Matthew, p. 242.

[18] Lensky, Mark, p. 386.

[19] Langston, Demonology, p. 174.

[20] Esta es la fecha dada por el ministerio de Pablo aquí. Vea Merrill C. Tenney, New Testament Times (Grand Rapids: Wm. B. Eerdmans Publishing Co., 1965), p. 279.

[21] Smith, Tomgues, p. 66.

[22] Ibid., p. 67.

[23] Ibid., p. 71.

[24] Homer A. Kent Jr. The Epistle to the Hebrews (Winona Lake, IN: BMH Books, 1972), pp. 26, 27.

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