jueves, julio 28, 2011

Un Oyente Expositivo

image Un Oyente Expositivo

por Thabiti M. Anyabwile

¿Qué es “un oyente expositivo”? Antes de responder tenemos que definir que es “predicación expositiva”. La primera y la más importante marca de una iglesia saludable es la predicación expositiva. “Predicación expositiva no es simplemente producir un comentario verbal sobre algún pasaje de la Escritura. Mas bien, La predicación expositiva es aquella predicación que toma como punto para el sermón el punto de un pasaje en particular de la Escritura”. Si las iglesias han de ser saludables, entonces los pastores y maestros deben comprometerse a descubrir el significado de la Escritura y permitir que ese significado dirija la agenda con su congregación.

Existe un corolario importante para cada miembro de una iglesia local. Justo como la agenda de predicación del pastor debe determinarse por el significado de la Escritura, así también debe ser la agenda que ha de escuchar el cristiano debe ser dirigida por el significado de la Escritura. Cuando escuchamos la predicación de la palabra, debemos no solo escuchar principalmente para “practicar un consejo”, aunque la Escritura  nos enseña muchos acerca de los asuntos cotidianos. Tampoco debemos escuchar mensajes que refuercen nuestra autoestima o para que nos despierte a casas políticas y sociales. Mas bien, como miembros de la iglesias cristianas, debemos escuchar principalmente la voz y el mensaje de Dios tal y como es revelada en Su palabra. Debemos escuchar para oír lo que El ha escrito, en su amor omnisciente, para su gloria y para nuestra bendición.

Así que, ¿Qué quiero decir con un “oyente expositivo”? Escuchar expositivamente es escuchar el significado de un mensaje de la Escritura aceptando ese significado como la idea principal que debemos aprovechar para nuestras vidas personales y corporativas como cristianos.

¿Cuáles Son los Beneficios de Escuchar Expositivamente?

Escuchar expositivamente nos beneficia, primero, al cultivar un hambre por la Palabra de Dios. Mientras sintonizarnos nuestros oídos al tipo de predicación que hace el punto principal de un sermón el punto principal de un pasaje en particular de la Escritura, crecemos acostumbrados a escuchar a Dios. Nos volvemos fluidos en el lenguaje de Sión y familiarizados con sus temas. Su Palabra, su voz, se vuelve dulce a nosotros (Sal. 119:103-4); y mientras lo hace, somos más capaces de empujar a segundo plano a muchas voces que compiten con la voz de Dios por controlar nuestras vidas. Escuchar expositivamente nos da un oído claro con el cual escuchar a Dios.

El segundo beneficio sigue al primero. Escuchar expositivamente nos ayuda a enfocarnos en la voluntad de Dios y a seguirlo. Nuestra agenda se vuelve secundaria. La agenda de Dios para su pueblo toma el escenario principal, reordena nuestras prioridades, y nos dirige en el curso que más le honra. El Señor mismo proclamó “Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco, y me siguen” (Juan 10:27). Escuchar la voz de Jesús tal y como es escuchada en su Palabra es crucial para seguirlo.

En tercer lugar, escuchar expositivamente protege el evangelio y nuestras vidas de la corrupción. La Escritura nos dice “Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas.” Errar en escuchar expositivamente tiene efectos desastrosos. Los falsos maestros entran en la iglesia y ocultan el evangelio. Finalmente, la verdad es desplazada dando lugar a mitos y falsedades. Cuando los miembros cultivan el hábito de escuchar expositivamente se protegen a sí mismos en contra de la “comezón de oír” y protegen el evangelio de la corrupción.

El cuarto beneficio, entonces, es que escuchar expositivamente anima a los pastores fieles. Aquellos hombres que sirven fielmente en el ministerio de la Palabra son dignos de doble honor (1 Tim. 5:17). Pocas cosas son más desalentadoras o deshonran a tales hombres como una congregación distraída de la Palabra de Dios. Los hombres fieles florecen en una reopción fértil de la Palabra predicada. Se harán más valientes cuando su gente presta oído a la voz de Dios y dan evidencia de estar siendo moldeada por ella. Como miembros de iglesias, podemos cuidar de nuestros pastores y maestros y les ayudamos a prevenir un desanimo y fatiga innecesarias al cultivar el hábito de escuchar expositivamente.

En quinto lugar, escuchar expositivamente beneficia a la congregación reunida. Repetidamente, los escritores del Nuevo Testamento exhortan a las iglesias locales a ser unidas –a ser de una sola mente. Pablo escribe a una iglesia local: “Os ruego, pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa, y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma mente y en un mismo parecer.” (1 Cor. 1:10; vea también Rom. 12:16; 2 Cor. 13:11; 1 Ped. 3:8). Cuando nos reunimos en nuestras iglesias locales y nos entregamos a escuchar la voz de Dios a través de su Palabra predicada, somos moldeados en un solo cuerpo. Somos unificados en entendimiento y propósito. Y esa unidad testifica de la verdad del evangelio de Jesucristo (Juan 17:21). Pero si escuchamos con nuestros propios intereses y agendas en mente, si desarrollamos “interpretaciones privadas” y perspectivas particulares, arriesgamos terriblemente  esa unidad, provocando disputas sobre asuntos dudosos y debilitamos nuestro testimonio corporativo del evangelio.

¿Cómo Pueden los Miembros de la Iglesia Cultivar el Hábito de Escuchar Expositivamente?

Bueno, si escuchar expositivamente es tan vital para la salud de los miembros de la iglesia en particular y la iglesia como un todo, ¿Cómo forma una persona ese hábito? Al menos seis ideas prácticas pueden fomentar escuchar de manera más atenta la Palabra de Dios.

1) MEDITE EN EL PASAJE DEL SERMON DURANTE SU TIEMPO A SOLAS

Algunos días antes de que el sermón sea predicado, pregunte al pastor sobre cual pasaje de la Escritura planea predicar el siguiente domingo. Anímelo al hacerle saber que estará orando por su preparación y que está preparándose para escuchar el sermón. Haga un resumen del texto en sus devocionales diarios y utilícelo en su oración diaria. Aprender a resumir la Escritura es una manera maravillosa de  escudriñar y exponer el significado de un pasaje. Usted puede luego utilizar su resumen como una ayuda para escuchar; compárelo con el bosquejo del predicador para nuevas ideas que usted no haya notado en su estudio personal.

2) INVIERTA EN UN BUEN JUEGO DE COMENTARIOS BIBLICOS

Añada a su tiempo a solas algunas de las mentes más grandes en la historia cristiana. Estudie la Biblia junto con Juan Calvino o Martyn Lloyd-Jones comprando comentarios de libros de la Biblia mientras lee y estudia a través de ellos. Si su pastor está predicando a través del Evangelio de Juan, tome un comentario sobre El Evangelio de Juan de D.A. Carson o  James Montgomery Boice. Permita que estos eruditos y  pastores le ayuden a escuchar la Palabra de Dios con un oído claro y descubra su rico significado. La serie de comentarios de la Biblia Habla Hoy es un buen lugar para comenzar para aquellos que quieren levantar una biblioteca de buenos comentarios. El Comentario Panorámico del Antiguo Testamento  de Tremper Longman y Comentario Panorámico del Nuevo Testamento  de D.A. Carson son excelentes recursos.

3) PLATIQUE Y ORE CON AMIGOS ACERCA DEL SERMON DESPUES DEL CULTO

En lugar de salir corriendo después de terminar el servicio, o habla de las últimas noticias, desarrolle el hábito de platicar acerca del sermón con personas después de la iglesia. Comience conversaciones espirituales preguntando “¿Cómo te desafió la escritura o te habló el día de hoy?” ó “¿Qué fue lo que sorprendió o te desafió acerca del carácter de Dios?” Anime a otros al compartir cosas que usted aprendió de Dios y de Su Palabra durante el sermón. Tome nota de cómo su pensamiento ha cambiado debido al significado de la Escritura misma. Y ore con otros para que Dios guarde a la congregación con un fuerte deseo creciente por el “alimento sólido” de Su palabra (Isa. 6:9-10; Heb. 5:11-14).

4) ESCUCHE Y OBEDEZCA CONFORME AL SERMON DURANTE LA SEMANA

Podemos cultivar el hábito de escuchar expositivamente al escuchar el sermón durante la semana y luego actuar sobre este. No deje que el sermón dominical se vuela un evento de una sola vez que se olvida tan pronto termina (Sant. 1:22-25). Escoja uno o dos aplicaciones de la Escritura y en oración póngalos en práctica en la siguiente semana. Si su iglesia tiene ministerio de audio o una pagina de Internet en donde publique  los resúmenes reciente, tome ventaja de estas oportunidades para alimentar su alma con el ‘click’ de un ratón. Con el apoyo de su pastor, reúnase con grupos pequeños que revisen y apliquen los sermones. O bien, utilice los sermones y sus notas como un recurso para el discipulado uno-a-uno. Sé de varias familias que tienen un tiempo en donde repasan el sermón en su devoción familiar del domingo por la noche. Hay cientos de maneras de mantener vivo el sermón en su vida espiritual mediante la revisión de la Palabra de Dios durante toda la semana. Sea creativo. Vale la pena la planificación.

5) DESARROLLE EL HÁBITO DE EXTRAER PREGUNTAS DEL TEXTO MISMO

Jonathan Edwards juró que nunca permitiría que finalizara el día antes de que él hubiese respondido todas las preguntas que le preocupaban o vinieran a su mente mientras estaba estudiando la Escritura. ¿Qué tan saludable sería nuestras iglesias se si los miembros se dedicaron a estudiar la Biblia con ese tipo de esfuerzo intencional y resolución? Una forma de empezar es hacer un seguimiento con su pastor, ancianos, u otros maestros en la iglesia sobre las cuestiones provocadas por el texto. Por otra parte, no sea pasivo en su estudio privado, busque respuestas buscando en las Escrituras por usted mismo y al hablar con sus compañeros de rendición de cuentas o grupos pequeños. Pero no hay que olvidar que el pastor haya pasado más tiempo pensando que la mayoría sobre ese pasaje, y está ahí para alimentar con la Palabra de Dios. Siga el sermón con preguntas y comentarios que serían un estímulo a su pastor y una bendición para su alma.

5) CULTIVE HUMILDAD

A medida que profundice en la Palabra de Dios, escuchando su voz, sin duda comenzará a crecer y descubrirá numerosos tesoros maravillosos.

Pero a medida que crece, no se convierta en un “oyente profesional de sermones” quien solo esté escuchando siempre, pero nunca aprendiendo. Tenga cuidado con el falso conocimiento que “hinche" (1 Cor 1:8;. Col. 2:18) y tienda a causar conflictos y disensiones. Haga morir cualquier tendencia hacia el orgullo, el condenar a los demás, y a una crítica quisquillosa. En su lugar, trate de encontrarse con Jesús cada vez que venga a las Escrituras; reúna combustible de la Palabra para la adoración diaria. En lugar de exaltarnos a nosotros mismos, recordemos las palabras del apóstol Pedro: “Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, que él los exalte a su debido tiempo” (1 Pedro 5:6.).

CONCLUSION

Escuchar el mensaje y la Palabra de Dios, es lo que conduce a la fe salvadora (Rom. 10:17). Los miembros de la Iglesia son saludables cuando se entregan a escuchar este mensaje como una disciplina regular. Escuchar expositivamente promueve tal salud a los miembros individuales e iglesias enteras.

Para una mayor reflexión

1. ¿Cómo calificaría su capacidad de escuchar el significado de la Palabra durante las devociones privadas? ¿y durante los sermones?

2. ¿Cómo va a fortalecer su habilidad para escuchar?

No hay comentarios: