sábado, marzo 16, 2013

¿Puede un Sacerdote Perdonar Pecados?

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Por Jason Hauser.

El catolicismo romano enseña que el sacerdote tiene el poder de perdonar los pecados de uno. Esta enseñanza está claramente declarada en el Concilio de Trento respecto a los sacerdotes: “Ellos perdonan los pecados, no sólo como embajadores de Jesucristo, sino como los jueces, y por vía de jurisdicción.”

Esta enseñanza va a aclara: “Todo aquel que afirma que la absolución sacramental del sacerdote no es un acto judicial, sino un ministerio para pronunciar y declarar que los pecados de la parte confesada son perdonados, sea anatema.”

El modelo bíblico del perdón es muy diferente. Incluso cuando el sacerdocio era en efecto lo que vemos en ejemplos como el de David (Sal. 32:5), Daniel (Dan 9:3-19), Nehemías (Nehemías 1:4-11) y Esdras (Ezr. 9: 5-10) donde el pecado se confiesa directamente a Dios, no a un sacerdote. El pecado es confesado a Dios, porque todo pecado es una ofensa a Dios. En 1 Juan 3:4 leemos que “Todo el que practica el pecado, practica también la infracción de la ley, pues el pecado es infracción de la ley.” En última instancia, el pecado es una transgresión de la ley/ estándar de Dios y por lo tanto, Él es el único que puede perdonar los pecados (Dan 9:9). Esto fue entendido claramente por los fariseos en su respuesta “¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?” (Marcos 2:7) después de oír decir a Jesús al paralítico “tus pecados te son perdonados” (Mc 2:5). Jesús señala en el evangelio de Mateo que Él sanó al paralítico, un señal visible de que es más difícil de probar que una señal invisible como sanar los pecados de alguien, de manera “para que sepáis que el Hijo del Hombre tiene potestad en la tierra para perdonar pecados” (Mateo 9: 6). En última instancia, todo esto es una demostración de que Jesús es Dios, porque Él tiene el poder de perdonar los pecados.

La pregunta que queda es si, ¿qué quiso decir Jesús en Juan 20:23 cuando dijo a sus discípulos: “A quienes perdonéis los pecados, éstos les son perdonados; a quienes retengáis los pecados, éstos les son retenidos.” Si Jesús quiso decir esto de la manera en que los católicos lo interpretan, entonces ¿por qué no hay un solo ejemplo en Hechos o en cualquiera de las epístolas de un sacerdote en la iglesia primitiva perdonado / absolviendo los pecados de otros? La única confesión de pecados a otro que no sea Dios en las Escrituras es en Santiago donde leemos que confesemos mutuamente nuestros pecados unos a otros (Santiago 5:16). La correcta comprensión de Juan 20:23 sería reconocer que Jesús no se opone a la tema en el resto de las Escrituras de que sólo Dios perdona los pecados, sino que con audacia pueden declarar que los que verdaderamente se arrepienten y creen el evangelio, sus pecados serán perdonados por Dios y los que rechazan a Cristo morirán en sus pecados (Jn 8:24; Heb 10:26-27). Los apóstoles habían escuchado declaraciones similares por Jesús en Mateo 16:19 de que pueden atar y desatar lo que está en el cielo y la tierra. También en este caso, Jesús no está regalando la autoridad que le pertenece sólo a Dios, sino teniendo en cuenta que su autoridad y la enseñanza viene de estar en los confines de la enseñanza y la autoridad de Cristo. Respecto al perdón, los cristianos deben predicar el evangelio para que otros puedan tener el perdón de Dios y también advertir a los que lo rechazan que permanecen bajo Su justo juicio. Vemos un ejemplo de esto en la exhortación final de Cristo en Lucas 24:46-47 donde dice: “Así está escrito, que el Cristo padeciera y resucitara de entre los muertos al tercer día; y que en su nombre se predicara el arrepentimiento para el perdón de los pecados a todas las naciones, comenzando desde Jerusalén.”¿Entendió eso? El perdón de los pecados es proclamado como el resultado de haber recibido el evangelio.

Qué trágico que los sacerdotes han ido tan lejos como para creer que ellos tienen la autoridad para perdonar pecados como mediadores entre Dios y el hombre, una posición solo de Cristo (1 Tim 2:5) y dar una falsa esperanza a los que están sin Cristo. Los católicos deben volverse de la confianza en su religión para salvar y perdonarlos y reconocer que la salvación y la posición correcta se encuentra solamente en Cristo (Hechos 4:12).

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