lunes, abril 22, 2013

Principios Para Vivir para la Gloria de Dios: Peligro

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Principios Para Vivir para la Gloria de Dios: Peligro

Por John MacArthur

Por la gracia de Dios, cada uno de nosotros ha sido creado con los sistemas de alerta para prevenirnos de cualquier daño. El dolor es el sistema de alerta física, que le permite saber cuando algo está mal con su cuerpo. Imagínese cuan susceptible seria a las quemaduras, la exposición, y todo tipo de peligros físicos si no pudiese detectar el dolor.

De la misma manera, la conciencia es su sistema de alerta espiritual. Le avisa cuando sus pensamientos, palabras o comportamientos están contradiciendo la ley moral que se ha establecido en su corazón. Romanos 2:14-15 dice que toda persona tiene la ley de Dios escrita en su corazón —que es lo que da a cada uno de nosotros nuestra comprensión básica de lo correcto y lo incorrecto.

Pero la conciencia no es un sistema de alerta perfecto. Es formada, informada y agudizada por varios factores externos, como su cultura y su fe. Puede ser torcida, cauterizada, y manipulada, a veces incluso sin su conocimiento. Corresponde a cada persona protegerse y proteger a su conciencia de la corrupción.

Al final, su conciencia funciona correctamente sólo cuando está orientada a la Palabra de Dios, y cuando estás prestando activamente atención sobre ella. Su conciencia puede estar justo en línea con las normas justas de Dios, pero es inútil si usted no hace caso de sus advertencias.

Así que cuando se trata de tomar decisiones sobre asuntos y actividades en áreas grises –asuntos de la vida en la que la Palabra de Dios guarda silencio –es importante que se pregunte: ¿Participar en este asunto me hará ignorar mi conciencia?

La semana pasada hemos considerado las instrucciones de Pablo a los Corintios para estimar a las convicciones de otros creyentes menos maduros —la exhortación era no dejar que el ejercicio de nuestra libertad cristiana sea una piedra de tropiezo a los hermanos y hermanas más débiles en Cristo.

En un pasaje paralelo, Pablo dio instrucciones similares a la iglesia de Roma respecto a la comida ofrecida a los ídolos. Al hacerlo, establece un punto muy claro —es peligroso hacer algo que viole su conciencia y le haga dudar de sus acciones, aun cuando otros cristianos se sienten libres de actuar como tal. “Pero el que duda, si come se condena, porque no lo hace por fe; y todo lo que no procede de fe, es pecado.” (Romanos 14:23). Pecamos si actuamos de una manera que va en contra de las convicciones de nuestra propia fe y conciencias apropiadamente informadas.

En 1 Corintios 10:25-29, Pablo hace tres referencias a abstenerse de ciertas prácticas “por motivos de conciencia.” Nunca entrenarse a violar su conciencia. Si su conciencia está preocupada por lo que está pensando en hacer, no lo haga. Si no está seguro de ello, no lo haga. En su lugar, preste atención a la advertencia de Pablo a Timoteo que rechazar o ignorar la conciencia conduce a naufragio espiritual (1 Timoteo 1:19).

Es difícil exagerar el valor de la conciencia tranquila, y sin duda vale la pena mantener su conciencia limpia para que no se vea afectada su relación con Dios (cf. Salmo 66:18). Si se mantiene en oración y estudio de la Palabra de Dios, usted informará apropiadamente a su conciencia para que pueda “andar como hijos de la luz. . . . . examinando qué es lo que agrada al Señor.” (Efesios 5:8, 10).

Charles Wesley escribió un himno llamado “Quiero Un Principio Interno” acerca de nuestra necesidad de una conciencia clara y sensible. Ese himno rara vez se canta en estos días, pero la verdad de las palabras de Wesley debe resonar a cada creyente.

Quiero un principio interior
De vigilia y temeroso de Dios,
Una sensibilidad del pecado,
Un dolor para sentirlo de cerca.
Ayúdame a sentir su primera aproximación
Al orgullo o al mal deseo;
Para atrapar el deambular de mi voluntad,
Extinguiendo el fuego encendido.

De ti que yo no pueda alejarme más,
No llorar más tu bondad,
Concédeme el temor filial, yo oro,
Dame una conciencia sensible.
Rápido a como a la niña de ojos,
¡Oh Dios, haz mi conciencia!
Despierta mi alma cuando el pecado está cerca,
Y mantenme despierto.

( Adaptado de Right Thinking in a World Gone Wrong .)


Disponible en línea en: http://www.gty.org/resources/Blog/B130422
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