viernes, agosto 02, 2013

El Primer Paso del Liderazgo

clip_image002El Primer Paso del Liderazgo

1 Timoteo 2:8

Por John MacArthur

En una reacción contra el sexismo, la sociedad ejerce lo que podríamos llamar el sexismo inverso. Las mujeres tienen más importancia que los hombres, y los hombres son abatidos como tontos irresponsables que no pueden hacer nada bien. Muchos hombres se invitan y se merecen este tratamiento, ocupándose sólo por placer y entretenimiento. Muchas mujeres están contentas de hacerlo, emocionadas ante la oportunidad de voltear el papel al machismo. Y así sucesivamente, como seres humanos caídos viven la maldición de Génesis 3.

Pero no debería ser así con los hombres y mujeres cristianos. Hemos de ser pacíficos y ordenados, reflejando el carácter de Dios. Es por eso, que en 1 Timoteo 2 y 3, Pablo establece ambos sexos en orden, enseñándoles el diseño de Dios para los hombres y las mujeres en la iglesia. Se dirige a los hombres primero, recordándoles su responsabilidad de dirigir. Y el primer papel en el que se llevan es el área vital de la oración.

En 1 Timoteo 2:8 Pablo comienza su instrucción con este mandamiento: “Por consiguiente, quiero que en todo lugar los hombres oren levantando manos santas, sin ira ni discusiones.” Ese texto establece el escenario para el llamado a la oración. “Por consiguiente” se refiere a los primeros siete versículos de 1 Timoteo 2, que discuten la importancia de orar por todas las personas –especialmente autoridades no cristianas. La responsabilidad de ofrecer la oración pública es deber especial de los hombres.

La palabra griega traducida como “hombres” en el versículo 8 se refiere a los hombres, no en el sentido genérico, sino a los hombres, en contraste con las mujeres. Los hombres deben ser los líderes cuando la iglesia se reúne para la adoración colectiva. En la sinagoga judía, sólo a los hombres se les permitía orar, y esa práctica se continuó en la iglesia. La frase griega que se traduce “en todo lugar” se refiere a una asamblea oficial de la iglesia (1 Corintios 1:2, 1 Tesalonicenses 1:8). Pablo estaba diciendo que no importaba donde la iglesia se reunía oficialmente, hombres selectos están a la cabeza en la oración pública.

Algunos afirman que contradice 1 Corintios 11:5, donde Pablo les permite a las mujeres a orar y proclamar la Palabra. Ese pasaje, sin embargo, debe ser interpretado a la luz de 1 Corintios 14:34, que prohíbe a las mujeres hablar en la asamblea. A las mujeres se les permite orar y proclamar la Palabra, pero no cuando la iglesia se reúne para su servicio oficial de adoración. Esto de ninguna manera constituye a las mujeres como espiritualmente inferiores (cf. Gálatas 3:28) – no todos los hombres proclaman la Palabra en la asamblea o bien, sólo aquellos llamados y dotados para hacerlo.

La segunda mitad de 1 Timoteo 2:8 – “levantando manos santas, sin ira ni discusiones,” especifica cómo los hombres deben orar. El énfasis –queda claro por la frase “sin ira ni discusiones”— no es el levantamiento de las manos, sino la santidad de su adoración. Es un título específico para los hombres seleccionados para dirigir la oración en el culto público: deben vivir una vida santa. Y su actitud interna es “sin ira ni discusiones.” Los líderes de la Iglesia no se caracterizan por la ira y los conflictos, sino que deben tener amor y corazones pacificadores.

Liderando la congregación a Dios en la oración es una forma sencilla de empezar a ser líder en la iglesia. Pero al mismo tiempo, es una tremenda responsabilidad. Al dar un paso adelante para asumir ese papel, los hombres pueden servir tanto a la iglesia y desafiar la visión baja de nuestra cultura de los hombres.

La próxima vez, vamos a examinar más a fondo el plan de Dios para el liderazgo en la iglesia. ¿Qué clase de hombres pueden dirigir —¿cuáles son los requisitos? manténgase en sintonía.

(Adaptado de Divine Design .)


Disponible en línea en: http://www.gty.org/resources/Blog/B130801
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