lunes, abril 21, 2014

¿Cuán Pecaminoso es el Hombre?

clip_image002¿Cuán Pecaminoso es el Hombre?

Por RC Sproul

 

Imagina un círculo que representa el carácter de la humanidad. Ahora imagine que si alguien peca, una mancha -una mancha moral -aparece en el círculo, estropeando el carácter del hombre. Si se producen otros pecados, mas manchas aparecen en el círculo. Bueno, si los pecados se multiplican, con el tiempo todo el círculo se llena de manchas e imperfecciones. Pero ¿las cosas han llegado a ese punto? El carácter humano está claramente contaminado por el pecado, pero el debate es sobre el alcance de esa mancha. La Iglesia Católica Romana sostiene la posición de que el carácter del hombre no está totalmente corrompido, sino que conserva una pequeña isla de justicia. Sin embargo, los reformadores protestantes del siglo XVI afirmaron que la contaminación del pecado y la corrupción del hombre caído es completa, volviéndonos totalmente corruptos.

No hay ninguna parte de nosotros que se escape de los estragos de nuestra naturaleza humana pecaminosa

Hay muchos malentendidos sobre lo que los reformadores querían decir con esa afirmación. El término que se utiliza a menudo para la condición humana en la teología reformada clásica es la depravación total. La gente tiene una tendencia a estremecerse cada vez que utilizamos ese término porque hay una confusión muy extendida entre el concepto de la depravación total y el concepto de absoluta depravación. Depravación absoluta significaría que el hombre es tan malo, tan corrupto, como él posiblemente podría ser. No creo que haya un ser humano en este mundo que sea totalmente corrupto, pero eso es sólo por la gracia de Dios y por el poder restrictivo de su gracia común. Tantos pecados como hemos cometido individualmente, podríamos haberlo hecho peor. Podríamos haber pecado más a menudo. Podríamos tener pecados cometidos que fuesen más atroces. O podríamos haber cometido un mayor número de pecados. La depravación total, entonces, no significa que los hombres son tan malos como podrían concebiblemente ser.

Cuando los reformadores protestantes hablaban de la depravación total, querían decir que el pecado –su poder, su influencia, su inclinación –afecta a toda la persona. Nuestros cuerpos están caídos, nuestros corazones están caídos, y nuestras mentes están caídas, no hay parte de nosotros que se escape a los estragos de nuestra naturaleza humana pecaminosa. El pecado afecta nuestro comportamiento, nuestros pensamientos, e incluso nuestra conversación. Toda la persona ha caído. Esa es la verdadera medida de nuestra pecaminosidad si se le juzga por el estándar y la norma de la perfección y la santidad de Dios.

Este extracto de The Truth of the Cross por RC Sproul

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