martes, abril 29, 2014

El Cielo es Real; Las Alucinaciones no lo Son

clip_image002 El Cielo es Real; Las Alucinaciones no lo Son

Por John MacArthur

Usted es probablemente consciente de la exitosa película “Heaven Is for Real” y el popular libro del que se basa. Recientemente, varios programas de noticias de televisión han invitado a John MacArthur a explicar por qué rechaza la historia del viaje de Colton Burpo al cielo. Pero en esas breves, entrevistas editadas, buena parte de la crítica bíblica de John terminó en el suelo de la sala. Nosotros pensamos que sería apropiado tomar un breve descanso de nuestras series de blog actual y explicar con más detalle por qué la verdad acerca del cielo no se encuentra en las alucinaciones y experiencias cercanas a la muerte, sino en la Palabra de Dios. –GTY Staff

Dada la creciente marea de ateísmo militante, el escepticismo posmoderno, el analfabetismo bíblico, el amor propio, y la gran inmoralidad, ¿qué vamos a hacer con el interés actual en el cielo?

Una cosa está clara: no señala ningún aumento importante del interés en lo que la revelación bíblica enseña acerca del cielo. Por el contrario, los datos parecen indicar que en realidad mucha gente está simplemente creando cualquier concepto del cielo que les plazca. Las ideas sobre el cielo que obtiene la mayoría de la prensa son en su mayoría productos de la imaginación humana que tiene poco (o ningún) parecido con aquel glorioso reino del reino de Cristo tal como se describe en la Palabra de Dios.

Por supuesto Esperaríamos que los practicantes de la Nueva Era, raros y sectarios abandonen la Biblia en favor de sus propios sueños y fantasías. Pero esta tendencia de inventar un de concepto personal propio del cielo parece ser un problema aún mayor en la comunidad evangélica de lo que es en el mundo en general. Prueba de ello puede verse en varios recientes mega-best sellers evangélicos.

Uno de los libros que más se habla de 2011 fue el Cielo es Real, por Todd Burpo con Lynn Vincent. El libro relata la visión del cielo de un niño cuatro años de edad, Colton Burpo (según lo dicho por su padre a la Sra. Vincent).. Colton afirma que visitó el cielo durante una cirugía de un apéndice reventado que casi le quitó la vida. Sus historias de los cielos están llenas de características extravagantes y detalles peculiares que llevan toda la pinta de la vívida imaginación de un niño. No hay nada trascendente ni particularmente esclarecedor sobre la descripción de Colton de los cielos. En realidad, está completamente desprovisto de la gloria impresionante ofrecida en cada descripción bíblica del reino celestial. Eso no disuade a Todd Burpo de singularizar frases selectivas y textos de prueba de la Escritura, citándolos como si validaran el relato de su hijo.

Puede ser muy fascinante leer estos relatos con detalles de personas que afirman haber regresado del cielo, pero esa afición es tan peligrosa como seductora. Los lectores no sólo obtienen una retorcida imagen, no bíblica del cielo, de esos cuentos chinos; sino que también absorben un tipo subjetivo, supersticioso, poco profundo de la espiritualidad. No hay ninguna razón para creer a alguien que dice haber ido al cielo y regresó (Juan 3:13; 1:18). El estudio de los relatos místicos de supuestos viajes a la otra vida producen nada más que confusión, contradicción, falsas esperanzas, mala doctrina, y una serie de males similares.

Sin embargo, la actual popularidad de este tipo de libros muestra cómo las personas están hambrientas de escuchar sobre el cielo. No hay nada inherentemente malo en ello, por supuesto. De hecho, es un deseo que puede ser aprovechado para bien, siempre y cuando miremos a la Biblia y dejar que la Palabra de Dios informe nuestro conocimiento y de forma a nuestras esperanzas.

De hecho, es justo y beneficioso para los cristianos fijar sus corazones en el cielo. La Escritura nos exhorta repetidamente a cultivar esa perspectiva: “Si habéis, pues, resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.” (Colosenses 3:1-2). “al no poner nuestra vista en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.” (2 Corintios 4:18). “Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo” (Filipenses 3:20).

Esta perspectiva es la esencia misma de la verdadera fe, según Hebreos 11. Los que tienen una auténtica fe bíblica reconocen que ellos son extranjeros y peregrinos sobre la tierra (v. 13). Ellos están buscando una patria celestial (v. 14). Ellos “anhelan una patria mejor, es decir, celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.” (v. 16). La “patria” a la que el versículo se refiere es la Jerusalén celestial, un lugar inimaginable –la misma capital de los cielos. Esta será la morada eterna de los redimidos. No es de extrañar que haya cristianos que están intrigados con el tema.

Usted simplemente no puede obtener una mejor comprensión de los cielos que la que se nos da en la Biblia-especialmente no proveniente de sueños y experiencias cercanas a la muerte de otra persona. En palabras de Charles Spurgeon:

Es un poco el cielo abajo, imaginar las cosas dulces. Pero nunca piense que la imaginación puede imaginar el cielo. Cuando es más sublime, cuando es más libre del polvo de la tierra, cuando conlleva el mayor conocimiento, y se mantiene constante por el más extremo cuidado, la imaginación no puede imaginar el cielo. “Ni han entrado al corazón del hombre, son las cosas que Dios ha preparado para los que le aman.” La imaginación es buena, pero no para darnos una imagen del cielo. Su cielo imaginario se hallara con el tiempo siendo todo un error, aunque es posible que haya acumulado castillos finos, usted encontrará que son castillos en el aire, y van a desvanecerse como delgadas nubes ante la tormenta. Porque la imaginación no puede crear un cielo. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre para concebir" la misma.” [Charles H. Spurgeon, The New Park Street Pulpit , 6 vols. “Cosas que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido al corazón del hombre para concebir” la misma. 6 vols. (London: Passmore & Alabaster, 1856), 2:20-21.]

Lo que Dios ha revelado en las Escrituras es el único lugar legítimo para obtener una clara comprensión del reino celestial. Este es un punto al que volveremos a en varias ocasiones: La Biblia es nuestra única fuente confiable de información sobre los cielos. Yo quiero mostrar por qué es engañoso y peligroso investigar y analizar las experiencias cercanas a la muerte de personas, como si pudiesen darnos algo de verdad importante acerca de la vida futura de la que nos haga falta de la Escritura. Lo haremos la próxima vez.

(Adaptado de The Glory of Heaven .)


Disponible en línea en: http://www.gty.org/resources/Blog/B140428
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