martes, agosto 19, 2014

Cuando Otros Te Hacen Mal

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Por Nathan Busenitz

Cuando otras personas nos tratan mal, o nos traiciona, o habla mal de nosotros, ¿cómo vamos a responder?

Jeremías Burroughs, en La Joya Rara Del Contentamiento, responde a esa pregunta al recordarnos que, aun cuando otros nos maltraten, no es ninguna excusa cultivar ansiedad, enojo, o descontento.

Él dice esto:

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“Creo que podría estar contento con la mano de Dios", dice uno, "Mientras yo vea la mano de Dios en una cosa, puedo estar contento. Pero cuando los hombres tratan de manera irrazonable e injusta conmigo, no sé cómo soportarlo. Puedo soportar eso estando en manos de Dios, pero no en las manos de los hombres. Cuando mis amigos o conocidos me tratan tan injustamente, oh, esto es muy duro para mi, y no sé cómo soportarlo.”

Para eliminar este razonamiento, considere:

1. A pesar de que son hombres los que traen esta cruz sobre usted, sin embargo, son instrumentos de Dios. Dios tiene algo que ver, y no pueden ir más allá de lo que Dios tiene que ir. Esto fue lo que tranquilizó a David cuando Semei lo maldijo: Dios tiene algo que ver, dijo, aunque Simei es una base, hombre malvado, y miro más allá de él a Dios. Así que, ¿alguno de sus amigos lo tratan injustamente y sin razón? Busque a Dios, y vea al hombre como nada más un instrumento en manos de Dios.

2. Si su problema es que los hombres lo tratan tan mal, usted debe más bien volver su corazón en compasión por ellos, mas que murmurar o estar descontento. Pues la verdad es que si usted es perjudicado por otros hombres, usted tiene lo mejor de ello, por esto es mejor soportar la injusticia que hacen mal. Si lo tratan mal, usted está en una condición mejor que ellos, porque es mejor soportar, que hacer mal.

3. Aunque usted se encuentre con los tratos injustos de los hombres, no obstante, usted se encuentra con el trato benigno, bueno y justo de Dios. Cuando se encuentre con los tratos injustos de ellos, póngalos en balanza uno contra el otro. Y eso es una respuesta a [esta prueba].

* Fuente: Jeremiah Burroughs, The Rare Jewel of Christian Contentment (Banner of Truth Trust, 2002), 190-191.

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