martes, agosto 05, 2014

Incomprensibilidad Divina

clip_image001Incomprensibilidad Divina

Por RC Sproul

¿Qué podemos saber acerca de Dios? Esa es la pregunta más básica de la teología, porque lo que podemos saber de Dios y si podemos saber algo de él en absoluto determinará el alcance y el contenido de nuestro estudio. Aquí debemos tener en cuenta la enseñanza de los más grandes teólogos de la historia, todos los cuales han afirmado la "incomprensibilidad de Dios." Al utilizar el término incomprensible, no se están refiriendo a algo que no podemos comprender o saber en absoluto. Teológicamente hablando, decir que Dios es incomprensible no quiere decir que Dios es absolutamente incognoscible. Es decir que ninguno de nosotros puede comprender a Dios de manera exhaustiva.

La incomprensibilidad se relaciona con uno de los principios clave de la reforma protestante –lo finito no puede contener (o comprender) lo infinito. Los seres humanos son criaturas finitas, por lo que nuestras mentes funcionan siempre desde una perspectiva finita. Vivimos, nos movemos y tenemos nuestro ser en un plano finito, pero Dios vive, se mueve y tiene su ser en el infinito. Nuestro entendimiento finito no puede contener un objeto infinito; por lo tanto, Dios es incomprensible. Este concepto representa un control y equilibrio para advertirnos que no pensemos que hemos capturado por completo y dominado en todos los detalles de las cosas de Dios. Nuestra finitud siempre limita nuestra comprensión de Dios.

Si entendemos mal la doctrina de la incomprensibilidad de Dios, podemos deslizarnos fácilmente en dos errores graves. El primer error dice que ya que Dios es incomprensible, Él debe ser absolutamente incognoscible, y todo lo que decimos acerca de Dios son palabrerías. Pero el cristianismo afirma la racionalidad de Dios junto a la incomprensibilidad de Dios. Nuestras mentes pueden llegar hasta cierto punto en la comprensión de Dios y conocer a Dios necesitamos su revelación. Pero esa revelación es inteligible, no es irracional. No son palabrerías. No es una tontería. El Dios incomprensible se ha revelado realmente.

Aquí aludimos al principio Reformado de que Dios es a la vez oculto y revelado. Hay una dimensión misteriosa de Dios que nosotros no conocemos. Sin embargo, no se nos deja en la oscuridad, buscando a tientas en torno a un Dios oculto. Dios también se ha revelado a Sí mismo, y que es básico para la fe cristiana. El cristianismo es una religión revelada. Dios el Creador se ha revelado claramente en el teatro de la gloria de la naturaleza. Esto es lo que llamamos "revelación natural." Dios también se ha revelado verbalmente. Él ha hablado, y tenemos Su Palabra escrita en la Biblia. Aquí estamos hablando de la revelación-la información especial que Dios nos da que nosotros nunca pudimos averiguar por nuestra cuenta.

Dios sigue siendo incomprensible, porque Él se revela sin revelar todo lo que hay que saber acerca de El. “Las cosas secretas pertenecen al Señor nuestro Dios, mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre” (Deut. 29:29). No es como si no tenemos conocimiento de Dios o como si tenemos un conocimiento consumado de Dios; más bien, tenemos un conocimiento práctico de Dios que es útil y fundamental para nuestras vidas.

Esto plantea la pregunta de cómo podemos hablar con sentido acerca del Dios incomprensible. Los teólogos tienen una desafortunada tendencia a oscilar entre dos polos. El polo de escepticismo, que hemos considerado anteriormente, supone que nuestro lenguaje sobre Dios es absolutamente sin sentido y no tiene ningún punto de referencia con respecto a El. El otro polo es una forma de panteísmo que asume falsamente que hemos capturado o contenido a Dios. Nos mantenemos alejados de estos errores cuando entendemos que nuestro lenguaje acerca de Dios se basa en la analogía. Podemos decir cómo es Dios, pero tan pronto como equiparamos lo que sea que utilicemos para describir a Dios con Su esencia, hemos cometido el error de pensar que lo finito ha contenido el infinito.

Históricamente, vemos lo vacilante entre los dos errores mencionados en el liberalismo protestante y la neo-ortodoxia. La teología liberal del siglo XIX identificó a Dios con el flujo de la historia y con la naturaleza. Promovió un panteísmo en el que todo era Dios y Dios era todo. En ese contexto, la neo-ortodoxia se opone a la identificación de Dios con la creación, y trata de restaurar la trascendencia de Dios. En su celo, los teólogos neo-ortodoxos hablaron de Dios como “totalmente otro.” Esa idea es problemática. Si Dios es totalmente otro, ¿cómo puedes conocer algo de Él? Si Dios es totalmente diferente de nosotros, ¿cómo podría revelarse? ¿Qué medios El podría utilizar? ¿Pudo revelarse a través de una puesta de sol? ¿Pudo revelarse a través de Jesús de Nazaret? Si Él fuera totalmente otro de los seres humanos, ¿qué base común para la comunicación entre Dios y la humanidad podría haber alguna vez? Si Dios es totalmente diferente de nosotros, no hay manera para que Él nos hable.

El entendimiento de que estamos relacionados con el Señor por vía de la analogía soluciona el problema. Hay un punto de contacto entre el hombre y Dios. La Biblia nos dice que hemos sido creados a imagen de Dios (Génesis 1:26-28). En cierto sentido, los seres humanos son como Dios. Eso hace que sea posible para que la comunicación se produzca. Dios ha construido esta capacidad de comunicación en la creación. No somos Dios, pero somos como Él, porque llevamos Su imagen y somos hechos a Su semejanza. Por lo tanto, Dios puede revelarse a nosotros, no en Su lengua, sino en nuestro idioma. Él puede hablar con nosotros. Puede comunicarse con nosotros de manera que podamos entender –no de manera exhaustiva, pero realmente y de manera significativa. Si se deshace de la analogía, usted terminará en el escepticismo.

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