martes, diciembre 22, 2015

Nuestros familiares y amigos sin Cristo


Nuestros familiares y amigos sin Cristo

Por Jim Elliff
Una vez escuché un profesor dice: "La tragedia es cualquier cosa que le sucede a un incrédulo." Los creyentes la tienen mejor. De hecho, todo lo que sucede a los creyentes se resuelve para bien (Romanos 8:28). Los supuestos buenos tiempos del incrédulo, las misericordias que recibe que deben llevarlo al arrepentimiento, les traerán dolor. Misericordias contra las que han pecado, aumentan un castigo futuro. Son misericordias temporales, pero pérdida eterna.

De entre los que tiene misericordia hoy son algunas de nuestras propias familias sin Cristo. Dios ha sido bueno con ellos, a pesar de las dificultades que han experimentado. Se despiertan todos los días, respiran, disfrutan de la comida, los amigos, el trabajo, o cualquiera que hace la lista de las cosas buenas que Dios provee. “Él envía lluvia sobre justos e injustos.”
Cada día que nuestros amigos no creyentes y parientes viven, incrementan su juicio. Puesto que esa vieja línea que dice: “Todos los pecados son iguales” es falsa y fácilmente refutada por la Escritura, esperamos que no cometan el peor de los pecados. Pero Él juzgará incluso toda palabra ociosa. Habrá un día en que se darán cuenta de que han rechazado una manera de estar libre de culpa, pero por ahora, son felices en sus estilos de vida.
¿Qué vas a hacer por ellos?. Ellos realmente no quieren escuchar. Por lo menos parece serlo. Cuando usted tiene una reunión familiar, usted espera encontrar el momento perfecto para hablar con su hermano o hermana o madre o padre, pero no parece funcionar bien la mayor parte del tiempo.
Junto a la oración, una herramienta de gran alcance, considere sólo esta idea. En lugar esperar por un momento para abrirse camino, vaya sin rodeos al amigo o familiar no creyente y pídale abiertamente si puede darle un tiempo para reunirse para discutir lo que ha aprendido acerca de la vida y Cristo. Dígales que desea darle una oportunidad de hablar tan claramente como sea posible. Después de eso, si él o ella no quiere hablar de nuevo, puede respetar su deseo. Esto, para mí, parece una forma mucho mejor.
En cuanto a sus familiares y amigos, espero que no los deje morir sin al menos esa conversación seria acerca de Cristo. No hace ninguna diferencia si busca a tientas y se esfuerza por expresarse. Dios puede utilizar sus esfuerzos de una manera que, o bien llevarlos a Cristo, a prepararse para un futuro comienzo con Cristo, o, por desgracia, será otro misericordia rechazada trayendo dolor para siempre. Ese es el riesgo que corremos.

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