martes, diciembre 26, 2017

¿Qué Es El Dispensacionalismo Y Cuál Es Su Relación Con La Salvación De Señorío?

ESJ-2017 1226-003

¿Qué Es El Dispensacionalismo Y Cuál Es Su Relación Con La Salvación De Señorío?

Por John F. Macarthur

U no de los elementos más confusos en toda la controversia del señorío tiene que ver con el dispensacionalismo. Algunos han supuesto que mi ataque a la teología de la negación del señorío es una lucha sin cuartel contra el dispensacionalismo, pero ese no es el caso. A algunos lectores les puede sorprender saber que la cuestión del dispensacionalismo es un área en la que Charles Ryrie, Zane Hodges y yo compartimos cierto terreno en común: todos somos dispensacionalistas.

Es comprensible que muchos estén confundidos por el término dispensacionalismo; he conocido a graduados de seminario y a muchos líderes cristianos que no tienen la menor idea de cómo definirlo. ¿En qué difiere de la teología del pacto? ¿Qué tiene que ver con la salvación de señorío? Tal vez podamos responder a esas preguntas con sencillez y sin mucha jerga teológica.

El dispensacionalismo es un sistema de interpretación bíblica que ve una diferencia entre el programa de Dios para Israel y su trato con la iglesia . De verdad, es así de simple.

Una dispensación es el plan de Dios por medio del cual él administra su gobierno dentro de una etapa determinada de su programa eterno. Las dispensaciones no son períodos de tiempo, sino diferentes administraciones en el desarrollo eterno del propósito de Dios. Es especialmente crucial notar que el método de salvación (por la gracia, mediante la fe) es el mismo en cada dispensación. El plan redentor de Dios permanece inalterado, pero la forma en que lo administra variará entre una dispensación y otra. Los dispensacionalistas observan que Israel fue el foco del plan redentor de Dios en una dispensación; la iglesia, compuesta por los redimidos, incluyendo a judíos y gentiles, es el foco en otra. Todos los dispensacionalistas creen que queda al menos una dispensación por cumplirse en el futuro, durante el reino milenario de Cristo en la tierra (conocido como el milenio), en el cual Israel tendrá una vez más un papel esencial.

El dispensacionalismo enseña que el resto de promesas de pacto de Dios a Israel se cumplirán literalmente, incluyendo las promesas de bendiciones terrenales y del reino mesiánico terrenal: Dios le prometió a Israel, por ejemplo, que poseerían la tierra prometida para siempre (Gén. 13:14-17; Éxo. 32:13); las Escrituras declaran que el Mesías gobernará sobre los reinos de la tierra desde Jerusalén (Zac. 14:9-11); la profecía del Antiguo Testamento dice que todo Israel un día será restaurado a la tierra prometida (Amós 9:14, 15), el templo será reedificado (Eze. 37:26-28) y que el pueblo de Israel será redimido (Jer. 23:6; Rom. 11:26, 27). Los dispensacionalistas creen que todas esas bendiciones prometidas se cumplirán tan literalmente como sucedió con las maldiciones prometidas.

La teología del pacto, por otra parte, normalmente considera que tales profecías ya se han cumplido alegórica o simbólicamente. Los teólogos del pacto creen que la iglesia (no literalmente Israel) es la receptora de las promesas del pacto, pues según ellos esta ha sustituido a Israel en el programa eterno de Dios, de modo que sus promesas a Israel se cumplen en las bendiciones espirituales recibidas por los cristianos 1 . Dado que su sistema no permite el cumplimiento literal de las bendiciones prometidas a la nación judía, los teólogos del pacto alegorizan o espiritualizan esos pasajes proféticos de la Palabra de Dios.

Soy dispensacionalista porque el dispensacionalismo por lo general comprende y aplica la Biblia (en particular los pasajes proféticos) de una manera más consistente con la perspectiva normal y literal que considero que Dios ha determinado para la interpretación de su Palabra 2 . Por ejemplo, los dispensacionalistas pueden interpretar literalmente Zacarías 12—14, Romanos 11:25-29 y Apocalipsis 20:1-6, mientras que los teólogos del pacto no.

Así pues, estoy convencido de que la distinción dispensacionalista entre la iglesia e Israel es una interpretación acertada del plan eterno de Dios revelado en las Escrituras. No he abandonado el dispensacionalismo ni tengo intenciones de hacerlo.

Fíjate, dicho sea de paso, que la descripción que hace el doctor Ryrie del dispensacionalismo y de sus razones para adoptar ese sistema son muy parecidas a lo que acabo de decir aquí. Hace algunos años escribió: “La esencia del dispensacionalismo, entonces, es la distinción entre Israel y la Iglesia. Esto proviene del uso que el dispensacionalista hace de un sistema de interpretación normal y llano” 3 . En cuanto a esto, parece que el doctor Ryrie y yo estamos fundamentalmente de acuerdo, pero en lo que diferimos es en la aplicación práctica del dispensacionalismo. El sistema del doctor Ryrie resulta ser de alguna manera más complejo de lo que su propia definición parece sugerir.

El debate del señorío ha tenido un efecto devastador en el dispensacionalismo. Dado que la teología de la negación del señorío está tan estrechamente relacionada con el dispensacionalismo, muchos han imaginado una relación de causa y efecto entre ambos. En El evangelio según Jesucristo afirmé que algunos de los primeros dispensacionalistas establecieron los fundamentos para la enseñanza de la negación del señorío; manifesté mi desacuerdo con los dispensacionalistas extremos que relegan secciones completas de la Biblia (incluyendo el Sermón del monte y el Padrenuestro) a una era del reino futuro; critiqué la manera en que algunos dispensacionalistas han manipulado la predicación y enseñanza de Jesús hasta anular la intención evangelística de algunas de sus invitaciones más importantes; desacredité la metodología de los dispensacionalistas que procuran aislar la salvación del arrepentimiento, la justificación de la santificación, la fe de las obras y el señorío de Cristo de su papel como Salvador, de manera que están separando lo que Dios ha unido.

Varios antidispensacionalistas declarados elogiaron el libro como un golpe importante contra el dispensacionalismo: querían declarar la muerte del sistema y organizar la celebración de su funeral.

Para ser sincero, considero que ciertos híbridos del dispensacionalismo deberían morir y me encantaría unirme a ese cortejo fúnebre, pero es una equivocación descartar todo el dispensacionalismo como si fuera completamente inválido. Mi propósito no es atacar sus raíces, sino apelar por una aplicación más pura y bíblica del principio de interpretación literal, histórica y gramatical. El método hermenéutico subyacente del dispensacionalismo es sólido y no debería ser abandonado: ese no es el punto del debate del señorío.

¿Quiénes son los dispensacionalistas? Prácticamente todos los dispensacionalistas son evangélicos de teología conservadora: nuestra perspectiva de las Escrituras es por lo general muy alta, nuestro método de interpretación es consistentemente literal y nuestro celo por las cosas espirituales se ve exacerbado por la convicción de que estamos viviendo en los últimos días.

¿De qué manera influye el dispensacionalismo en nuestra perspectiva teológica general? Obviamente, la cuestión fundamental en todo sistema es la escatología (el estudio de la profecía): todos los dispensacionalistas son premilenialistas ; es decir, creen que en el futuro Cristo reinará sobre la tierra por mil años porque eso es lo que decreta una perspectiva literal de la profecía (cf. Apoc. 20:1-10). Los dispensacionalistas pueden no ponerse de acuerdo en cuanto al momento del rapto, la cantidad de dispensaciones u otros detalles, pero su posición en cuanto al reino milenario en la tierra queda establecida por su método de interpretación bíblica.

El dispensacionalismo también tiene implicaciones para la eclesiología (la doctrina de la iglesia) a causa de la diferenciación entre la iglesia e Israel. Muchos dispensacionalistas, entre los cuales me incluyo, están de acuerdo en que existe alguna continuidad entre el pueblo de Dios del Antiguo y del Nuevo Testamento en cuanto a que compartimos la misma salvación comprada por Jesucristo y apropiada por la gracia mediante la fe, pero los dispensacionalistas no aceptan la enseñanza de la teología del pacto de que la iglesia es el Israel espiritual. La teología del pacto ve una continuidad entre el ritual judío y los sacramentos del Nuevo Testamento, por ejemplo, de ahí que en su sistema el bautismo y la circuncisión tengan una significación similar (de hecho, muchos teólogos del pacto utilizan la analogía de la circuncisión como argumento a favor del bautismo infantil). Los dispensacionalistas, por otra parte, tienden a ver el bautismo como un sacramento exclusivo para creyentes diferente del rito judío.

Así pues, el dispensacionalismo determina la escatología y la eclesiología de la persona, pero eso es todo. El dispensacionalismo puro no tiene repercusiones para las doctrinas de Dios, del hombre, del pecado o de la santificación y, lo que es más importante, el dispensacionalismo no hace ninguna contribución relevante a la soteriología (doctrina de la salvación). Por decirlo de otra manera, no hay nada en una perspectiva de la Biblia dispensacionalista legítima que decrete que definamos el evangelio de una manera única o diferente. De hecho, si el mismo celo por la hermenéutica literal que se aplica a la distinción entre Israel y la iglesia fuera seguido consistentemente en el tema de la salvación, no existiría nada parecido a la teología de la negación del señorío.

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1. Esta es la mayor inconsistencia que veo en la perspectiva del pacto: todos reconocemos que las promesas del juicio de Israel fueron cumplidas literalmente, pero la teología del pacto coloca a la iglesia como receptora de las bendiciones prometidas que después deben ser espiritualizadas a fin de aplicarse a la iglesia. A mí me parece que la consistencia requeriría que, si las promesas del juicio fueron cumplidas literalmente, las bendiciones deberían también tener un cumplimiento literal.

2. Ver el capítulo “¿Cómo debiéramos interpretar la Biblia?” en mi libro Los Carismáticos: una perspectiva doctrinal, trad. Francisco Almanza (El Paso, TX: Casa Bautista de Publicaciones, 1994), 85-105.

3. Charles C. Ryrie, Dispensacionalismo hoy , trad. Evis L. Carballosa (Barcelona: Publicaciones Portavoz Evangélico, 1974), 26.

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